Las Calles de Arena Para perderse y no volver
Las Calles de Arena España - 2009 Guionista:Paco Roca Dibujante:Paco Roca
Editorial:Astiberri -
104 páginas - color
Precio:15
Un joven olvida haber quedado con su prometida y para llegar a tiempo a la cita decide cruzar las intrincadas calles del barrio viejo de su ciudad. Allí se perderá una y otra vez hasta quedar atrapado en un mundo donde reina el absurdo y el sisentido.
Quizá sugestionados por el dulce recuerdo de Arrugas, uno percibe desde las primeras páginas de lectura que lo nuevo de Paco Roca es algo más que una novela gráfica. Una obra intelectualmente superior al resto, que en cada página esconde una referencia literaria, en cada diálogo un mensaje y donde cada viñeta está colocada con la precisión de un relojero. Deslizarse por las calles de arena es adentrarse en un mundo de sinsentidos, de frustraciones varias y fantasías continuas. Entre sus calzadas quedará atrapado el “Señor Hombre sin Nombre” en un ejercicio kafkiano por encontrarle una pizca de cordura a todo lo que sucede a su alrededor y volver a la rutina del mundo real. Las situaciones grotescas se sucederán mientras este protagonista, al que perfectamente se le podría llamar K., ve cómo se va alejando cada vez más del camino de salida. En su periplo por las calles salidas de la mente de Borges e ilustradas en forma del Barrio del Carmen de Valencia, el hombre sin nombre conocerá a un circo de personajes imposibles que le pondrán a prueba de una forma u otra y que le enseñarán que la locura es lo que mantiene cuerdas a muchas personas, como bien apuntaba Neil Gaiman en su momento.
Son personajillos atormentados en algunos casos e inapetentes en otros, que viven envueltos en una noria que les hace repetir su propia existencia de forma cíclica. El anciano de la habitación 818 lleva 30 años preparando su maleta para partir, pero cuando la tiene lista, la vuelve a revisar objeto por objeto para asegurarse que nada le falta. La enigmática cartera sólo reparte misivas que ella misma ha redactado para que alguien la escuche y no sentirse sola. Y entre las incontables tribulaciones de estos personajes, destaca el Conde Diógenes, ser inmortal cubierto por el manto de la apatía por el hecho de tener todo el tiempo del mundo por delante y dejarlo todo para mañana.
Precisamente el paso inexorable del tiempo en la obra sin que el atribulado protagonista consiga avanzar en su objetivo, es lo que le inquieta al lector, lo que puede llegar a angustiarle. Paco Roca bien lo sabe y así tejió su historia, como sólo un medio cuyo fin reside en el mensaje oculto entre las viñetas. Como una forma de exorcizar sus miedos y fobias. Con su particular trazo fino y detallista, más atrevido y embellecedor que en otras obras. Con un uso del color que rompe con todos los convencionalismos y que se adhiere a cada personaje como un axioma de su personalidad. De Kafka, Poe, Carroll o Borges, entre otros muchos autores, bebe esta nueva maravilla del realismo mágico. Con un giro radical respecto a sus anteriores obras, Las Calles de Arena confirma con rotundidad que Paco Roca continúa con su meteórica progresión.
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