Project Superpowers Buscando en el baúl de los recuerdos
Project Superpowers EE.UU - 2008 Guionista:Jim Krueger y Alex Ross Dibujante:Carlos Paul y Stephen Sadowski
Editorial:Panini -
128 páginas - color
Precio:11
Aparecidos a principios del Siglo XX, la era de los superhéroes tuvo su punto álgido durante la IIª Guerra Mundial, tras lo cual fueron cayendo en el olvido. Ahora, en pleno siglo XXI, una amenaza obliga a un anciano héroe a rescatar a los viejos aliados a los que él mismo traiciono.
En primer lugar, una advertencia. Aquellos que se acerquen a “Project Superpowers” atraídos por el nombre de Alex Ross deberían pensárselo dos veces. De nuevo, como ya sucediera con “Justice” y la trilogía “Tierra-X”, la participación del responsable gráfico de “Marvels” y “Kingdom Come” resulta bastante tangencial, limitándose a idear el argumento, realizar las portadas y abocetar un puñado de páginas. El nombre de Ross es por tanto más un gancho comercial que otra cosa y las espectaculares ilustraciones hiperrealistas brillan aquí por su ausencia más allá de las cubiertas.
Dicho esto, lo que nos queda es un competente relato de superhéroes que, de manera similar a “Los Doce” de Straczynski y Weston, recupera del olvido a un grupo de personajes de la Edad de Oro para situarlos en la actualidad frente a una conspiración que amenaza con destruir el mundo. Personajes como Terror Negro, el Lama Verde o el primer Daredevil –llamado así mucho antes de que cierto abogado invidente vistiese mallas rojas- se presentan ante unos lectores que en muchos casos, debido las décadas desde su última aparición, ni siquiera han oído hablar de ellos.
Más allá de su interesante punto de partida y de cierta ambigüedad en la figura del conductor del relato (el anciano Yanqui Combatiente, obligado a traicionar a sus aliados en nombre de un bien mayor), los cuatro números que componen este tomo se limitan a una mera presentación de personajes que se alterna con escenas de acción sin que se adivinen mayores detalles cara a por donde van a ir los tiros en futuras entregas.
La parte gráfica corre a cargo de autores poco conocidos por estos lares como Stephen Sadowski o Carlos Paul, que realizan un trabajo vistoso y detallista aunque tienen que cargar con el -injusto- sambenito de no ser Alex Ross. El resultado es una atípica curiosidad que ofrece las dosis justas de entretenimiento con un interés añadido para los arqueólogos del género.
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