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La Atalaya del Vigía Comic Digital
REVISTA ESPECIALIZADA EN CÓMIC
"Tranquilos. No insultaré la legendaria solidaridad criminal sugiriendo que me deis el nombre sin torturaros. " Rorsarch / Watchmen #10
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Geof Darrow, Perlas de Exceso

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 10/06/2009
La Atalaya del Vigía

Coincidiendo con la reciente publicación en nuestro país de la inédita “Big Guy y Rusty the boy robot” (después de ¡13 años! de espera), se impone una reflexión acerca de su dibujante Geof Darrow, un artista tan impresionante como poco prolífico cuyo potente y detallado trazo por desgracia no se ve muy a menudo.

Formado en el mundo de la animación –comenzó trabajando para la mítica Hanna Barbera-, Darrow se inició en el mundo del cómic gracias a ese monstruo del lápiz llamado Jean “Moebius” Giraud que tras quedar impresionado por su estilo le invitó a colaborar en proyectos como “Internal Transfer” y “le Cité de Feu”. No era para menos: ya en aquella época los dibujos de Darrow poseían un detallismo que rozaba lo enfermizo, recargando al máximo cada página, cada viñeta, con pequeños elementos, expresiones y acciones tanto en los personajes como en los decorados que el lector no podía sino pensar en cuantas horas de trabajo guardaba cada una de las planchas. Da igual la cantidad de tiempo o veces que uno las mirase, siempre se encontrarían nuevos detalles que habían sido pasados por alto la vez anterior.
Asimismo, la narrativa de sus viñetas era otro punto fuerte, desplegando una energía cinética y un talento para la puesta en escena –especialmente en las violentas y delirantes escenas de acción que caracterizan sus obras- dignos del mejor montador cinematográfico. ¿Las historias? Lo cierto es que tanto cuando trabaja sobre argumentos ajenos como cuando lo ha hecho sobre propios, en sus manos los guiones pasan a ser meros instrumentos para hilar sus intricadas y explosivas coreografías visuales. Darrow es un narrador gráfico de primera línea pero parece no albergar interés alguno en lo referente al plano argumental o el desarrollo de personajes. En ese sentido, tiene más en común con artistas del videoclip y el spot publicitario como Chris Cunningham, Mark Romanek o Jonathan Glazer que con realizadores cinematográficos.
El trabajo que le consagró llegó a principios de los 90 de manos de la editorial Dark Horse, que le unió junto a otro narrador nato llamado Frank Miller para una violenta historia de ciencia-ficción apropiadamente titulada “Hard Boiled”. De nuevo, la potencia narrativa de Darrow sorprendió a propios y extraños, incluido el propio Miller, que se vio obligado a modificar su guión sobre la marcha a la vista de la labor del dibujante, transformando el tono de la historia de una sesuda trama de robo de identidades a una comedia hiperviolenta. Su siguiente colaboración (“Big Guy…”) fue más ajustada, apostando desde el inicio por un tono ligero que llevó a su adaptación en forma de serie de animación. ¿Y después?

Salvo alguna portada ocasional (“Transmetropolitan”) Darrow fue poco menos que “abducido” por los hermanos Wachowski, quienes atentos a su habilidad para el detalle retorcido y la acción frenética le escogieron para realizar los diseños y algún ocasional story board de la trilogía “Matrix”. Es por esta época cuando empiezan a despuntar algunos dibujantes muy deudores de su estilo, como Frank Quitely o el español Juan José Ryp que pese a su (excelente) labor siguen sin cubrir el hueco dejado por Darrow. Hueco que los propios Wachowski llenan fundando su propia editorial (“Burlyman Entertainment”) y publicando “Shaolin Cowboy”, en la que Darrow ejerce como autor completo y en la que despliega una delirante vorágine de acción y violencia que mantiene todo el detallismo del autor pero, desgraciadamente, también su lentitud de producción.

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