Guía de lectura para una invasión
Más allá de su valor como historia en sí y de sus repercusiones en el cosmos Marvel, “Invasión Secreta” refleja como pocas veces uno de los principales problemas de los crossovers a los que nos tiene acostumbrado el género de los superhéroes. Aunque el compartir un escenario común es algo que da mucho juego a autores y personajes, dicha virtud es un arma de doble filo, pues la presencia del megaevento editorial puede lastrar, retrasar o incluso sabotear la labor de los autores de las series implicadas en el mismo.
En el caso concreto de “Invasión Secreta” ha habido un poco de todo. Desde series que han pasado a medir su rumbo conforme a lo acontecido en la cabecera principal (“Nuevos y Poderosos Vengadores”) a otras que ni siquiera han tenido noticias del evento (“Daredevil”, “Capitán América”), pasando por aquellas que se limitan a un argumento puntual a veces forzado (“X-Factor”) a veces tan bien integrado que cuesta creer que no estuviese previsto desde el inicio (“Punisher: Diario de Guerra”). Lo peculiar de este caso es su uso de la primera modalidad citada.
El hecho de que las dos series Vengadoras estén escritas por Bendis -a su vez guionista de “Invasión Secreta”- ha condicionado a ambas a convertirse en una suerte de anexos en los que la trama de ambos títulos queda en suspenso para narrar los huecos que el crossover ha ido dejando. Es más, se hace necesario leer ambas colecciones (así como “Thunderbolts” y “Hercules”) de manera paralela para entender el cómo y el porqué de algunos personajes y acontecimientos de “Invasión Secreta”: los orígenes de Veranke, cómo y cuándo usurpo la identidad de cierto personaje, el trasfondo religioso de la Invasión, de donde vienen y porqué actúan como lo hacen Marvel Boy y el falso Capitán Marvel, que origen tiene este último, como llega Norman Osborn a su status al final de la historia, de donde salen Nick Furia y sus acompañantes, etc. De bien poco nos enteraremos si solamente leemos la serie madre, algo que no dice nada bueno de lo trabajado del guión. Por poner un símil, es como si a la hora de escribir “Watchmen” Moore y Gibbons hubiesen reservado todos los flashbacks de los Minutemen para una miniserie aparte pese a lo esencial de estos.
Esta retroalimentación forzada juega a veces incluso a la contra, revelando teóricas sorpresas (la verdadera identidad de Jessica Drew) antes de que ocurran en la serie principal y restándoles todo su impacto. Por otra parte, este “secuestro” de las series vengadoras provoca que ambas gocen de una estructura dislocada en la que los saltos adelante y hacia atrás en el tiempo se suceden sin ningún orden (historias que se cortan y se recuperan dos números después sin motivo alguno) y en la mayoría de ocasiones el protagonismo recae en personajes ajenos a la serie (Nick Furia, el Encapuchado, Marvel Boy o los propios skrull), pese a lucir en todo momento el logo de los Vengadores.
Si el motivo de los crossovers es aumentar las ventas –y más en época de crisis-, “Invasión Secreta” ha llevado dicha estrategia un paso más allá, obligando al lector interesado a adquirir tanto la propia serie como el resto de sus cruces si quiere disfrutar de una lectura completa. En DC ya toman nota y “Crisis Final” se presenta con idéntica estructura. ¿Qué cederá antes? ¿El bolsillo o la paciencia del lector?
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