Marvel cambia sus colores… o no
La compra de Marvel por Disney ha sido el bombazo informativo del momento. Finanzas aparte, lo ha sido por las suspicacias levantadas entre los lectores que temen que lo “infantil” se adueñe de la Casa de las Ideas, liquidando cualquier atisbo de dureza, incorrección política y/o tono adulto en sus cómics. Y ésa es una impresión tan comprensible en la forma como poco fundamentada en el fondo. Pocos han señalado por ejemplo que justo ahora se cumplen cuatro décadas desde que DC fue adquirida por Warner y nunca hemos tenido a Flash haciéndole suplencias al Correcaminos o al pato Lucas ingresando en la JLA (hemos visto juntos a Superman y Bugs Bunny, pero eso es otra historia) y sí cosas como la línea Vértigo sin que una cosa influyese en la otra.
Otra apreciación erronea es pensar que Marvel gozaba hasta la fecha de total independencia. Allá en los 80, Marvel pasó a ser propiedad de la productora cinematográfica New World, responsable con su quiebra de que los derechos fílmicos de la editorial estén repartidos por medio Hollywood (algo que se mantendrá tras la compra por Disney, incluido el acuerdo entre Marvel Studios y Paramount para su ambicioso megaproyecto sobre “Los Vengadores”). Poco después, Marvel fue adquirida por el multimillonario Ron Perelman, dueño de Revlon. Es decir, durante casi una década Marvel fue subsidiaria de una marca de cosméticos y a nadie se le ocurrió imaginar a Elektra promocionando pintalabios. De hecho, las maniobras especuladoras de Perelman, que sacó Marvel a la bolsa, estuvieron a punto de dejar a la editorial en bancarrota y pocos lectores le apuntaron con el dedo acusador.
En el otro lado de la ecuación tenemos a Disney, la misma compañía que en 1993 adquirió Miramax, productora de films como “Pulp Fiction”, “Scream”, “Persiguiendo a Amy”, “Sin City”, “Planet Terror” ó “Kill Bill”. Que en última instancia las sangrientas orgias de muerte y mutilación filmadas por Quentin Tarantino hayan sido posibles gracias al dinero obtenido por Mickey, Donald y compañía da qué pensar –y no sólo sobre el tema que nos ocupa-. Asimismo, también adquirió Pixar, una pequeña compañía de efectos especiales que decidió dar el salto a la producción de cine de animación aliándose con Disney. El resto es historia. Sólo decir que los creativos de Pixar, que entraron en la empresa casi por la puerta de atrás, son en la actualidad la voz cantante en la casa de Goofy. En este caso, el pez chico no sólo pudo mantener su propia pecera, sino que terminó por echar al grande del acuario.
A falta de ver el impacto que la nueva propietaria tendrá sobre el staff editorial y sus directrices –en caso de tenerlo- todo apunta a que, parafraseando a Lampedusa, todo cambiará para que todo siga igual. Además, hablamos de Marvel, por el amor de dios, una editorial que fue capaz de publicar un crossover (y no es broma) entre Punisher y Archie. Si después de eso aun seguimos leyendo sus cómics significa que los lectores ya estamos curados de todo espanto.
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