Mujeres maravillosas Las superheroínas pegan más y mejor
AVISO: Este texto fue publicado en nuestra Edición Impresa en el número de Noviembre
Pero, ¿se ha logrado superar el lastre anatómico a estas alturas de la película? Lillian S. Robinson contesta a esta pregunta utilizando a la Hulka de los ochenta, “perfectamente fuerte y perfectamente deseable”. El factor clave que la convierte en un personaje feminista - en parte -, es la proyección de sus capacidades físicas de una manera ofensiva, a lo que se le añade su aspecto – gigante, musculosa y verde – y, aún así, sexy. Es objeto de deseo, pero también sujeto, he ahí el cambio. Las chicas comienzan a jugar a esto del sexo, pero en sus propios términos.
Nuevo orden mundial
En los márgenes se vive mejor. De las realidades paralelas han surgido las propuestas más interesantes en lo que a retratos femeninos superheroicos se refiere. Elektra no es exactamente el caso, pero si el álbum que la convirtió en leyenda, Elektra Asesina, de Frank Miller, una obra delirante donde la antiheroína resiste y seduce, controla y sale victoriosa. La perfecta máquina de matar que no cede al cliché romántico, ni se somete a los deseos del otro; más interesante todavía, cuestiona el poder establecido, como también lo hará en Give me liberty Marta Washington o en El Regreso del Señor de la Noche, Lara, la hija de Superman y Wonder Woman. Muerte a papá Estado, nos dice Miller. Bienvenido sea el nuevo orden mundial si este llega de las manos de una mujer.
Alan Moore y Grant Morrison coinciden en esta visión de lo femenino como motor del cambio. Ya desde V de Vendetta, Moore dejaba el futuro de la educación en manos de una chica. Eve fue la primera, después llegaría de su universo ABC – America´s Best Comics - la relectura del mito superheroico en carnes femeninas. Cobweb en Tomorrow Stories como ejercicio crítico metatextual, Mina como líder de The League of Extraordinary Gentlemen, y la revisión mitológica por excelencia - todo lo que Wonder Woman pudo haber sido y no le permitieron ser -, la tecnoheroína Promethea.
Morrison, por su parte, dejó claro su punto de vista sobre las féminas en esa discreta joya que es Mata a tu novio. También en su manera de terminar Los Invisibles con Ragged Robin a los mandos. El despertar será dramático y violento, parecen decirnos estos autores. Como Quentin Tarantino en Death Proof ¿Ellas claman venganza? Todo lo contrario. Lo que estos autores intentan hacer llegar al gran público, que no masa, es que se pueden construir sueños de poder con la materia de la que están hechas los cómics. Sueños que empezaron con el ambicioso proyecto de un psicólogo, W. M. Marston, que creyó en el potencial de los cómics para cambiar la percepción de género de las superheroínas, y que tiene sus herederos en, cada vez más, autores y autoras que ven en el cómic mainstream una oportunidad para el cambio.
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