Supergirl Cómos y porqués de un “ángel azul”
Supergirl EEUU - 2009 Guionista:Peter David Dibujante:Gary Frank, Greg Land, Terry Dodson y Leonard Kirk
Editorial:Planeta de Agostini -
544 páginas - color
Precio:25
Peter David es uno de esos guionistas al que llamas cuando quieres que los planes salgan bien, tan solo hay que dejarle tiempo para que obre el milagro -véase Hulk o X-Factor-. Planeta Agostini ha decidido reeditar uno de sus últimos títulos, Supergirl, en un apaño de showcase, solo que a color y no tan barato como los originales estadounidenses.
Supergirl necesitaba un cambio, es algo que suele ocurrirles a los superhéroes de largo recorrido, olvidan quiénes son o les eclipsan los de primera división. En el caso de la prima de Superman el desgaste, las múltiples versiones y las influencias de los diferentes productos audiovisuales la habían dejado abocada a un segundo plano. Después de las Crisis Infinitas Supergirl no necesitaba un cambio de estilo, sino una operación de cirugía. Así lo entendieron los guionistas post crisis -que la recrearon en un mundo paralelo utilizando “protomateria” y el ADN de Lana Lang por obra y gracia de un Lex Luthor benévolo-; y así lo vio Peter David cuando decidió fusionar a la superheroína nacida en un “universo de bolsillo”, conocida entonces como Mae o Matrix, con la escultora descarriada de nombre Linda Danvers –guiño al alter ego pre-crisis que gastaba la Supergirl de entonces-. ¿El resultado? Una Supergirl descafeinada, pero valiosísima como excusa del guionista para hablarnos del bien y del mal.
Porque esta nueva versión de la ambición rubia superheroica no proviene de Krypton, sino de la Tierra. Es una superheroína por accidente, pero también es un ser celestial, un «ángel azul» que duda de su naturaleza y se cuestiona sus acciones desde un prisma ético-religioso. Peter David juega con la doble naturaleza de su protagonista y la expone a sucesivas pruebas que desembocan en una conversación con Dios, secundario de excepción en las carnes de Wally –«variante de Yahve», un niño con bate de béisbol y bombín que intenta «mantener un perfil bajo para no molestar a la gente que cree que ‘Dios ha muerto’»- que le revelará algunos datos de su reciente metamorfosis.
Este primer tomo (de cuatro) es un apasionante viaje por la dualidad de la protagonista, magistralmente conducido por su guionista, cuya labor sobresale en el episodio titulado ¡Una cita miserable! (en inglés, My dinner with Buzz) donde un locuaz trasunto de Lucifer juega con nuestra superheroína hasta llevarla al siguiente nivel. Los lápices de Gary Frank destacan en esta historia -y entre los de sus compañeros (Greg Land, Terry Dodson y Leonard Kirk)- sobre todo a la hora de sacar el lado más juguetón y malicioso de Linda Danvers/Supergirl. Un ejercicio de reconstrucción éste -tanto en el apartado gráfico como en el argumental- repleto de momentos brillantes, preludio de otra serie con mujer al frente firmada por Peter David, la malograda Fallen Angel.
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