Skreemer Los violentos años 2020
Skreemer EE.UU - 1989 Guionista:Peter Milligan Dibujante:Brett Ewins & Steve Dillon
Editorial:Planeta -
176 páginas - color
Precio:15,95
En un futuro lejano, la violencia y el crimen son la moneda común. En ese mundo salvaje sobresale la figura de Veto Skreemer, un criminal hecho a sí mismo cuya palabra es la ley. Pero pese a todo su poder Veto también es un prisionero: de la ambición de sus propios aliados y del curso del propio tiempo.
Aquello de “nunca juzgues un libro por su portada” pocas veces ha sido tan cierto como en el caso que nos ocupa. Publicada en los ochenta, a cargo de unos autores apenas conocidos, “Skreemer” parece en un vistazo inicial poco más que un conjunto de tópicos removidos y agitados con cierta eficacia. La historia de la ascensión y caída al poder de su protagonista recuerda a las múltiples óperas gangsteriles que el cine nos viene ofreciendo desde la época de Humprey Bogart, James Cagney o Geoge Raft. La ambientación de la historia –una suerte de Chicago años 20 postapocalípticos- y el retrato de los personajes la convierten, a priori, en una suerte de “Scarface” futurista de entretenida lectura.
Sin embargo las intenciones de Peter Milligan van más allá, mucho más allá. Sin prisa pero sin pausa, el creador de “Enigma” va soltando pequeñas pistas en forma de diálogos casuales, escenas recurrentes, tramas secundarias, distintos puntos de vista y saltos hacia atrás y hacia adelante en la narración que van ganando presencia a medida que avanza la lectura. Ésta llega así a una conclusión que nada tiene que ver el sencillo pastiche inicial de mafia futurista para revelarse como algo muy diferente, más original y muchísimo más complicado. ¿De qué va esta serie entonces? No cometeremos el error de desvelarlo –pues se perdería toda la gracia- pero diremos que los saltos cronológicos del guión están perfectamente premeditados de principio a fin y que una vez terminado y comprendido el esquema trazado por la trama, la relectura de la obra se vuelve obligada, hasta el punto de poder decir incluso que el lector se encontrará con un cómic distinto.
El apartado gráfico corre a cargo de dos ilustradores, procedentes como Milligan de la cabecera británica 2000 AD cuyo trabajo se complementa de forma tan compacta que no se sabe muy bien donde empieza uno y termina otro. Brett Ewins y Steve Dillon (“Predicador”) aportan un trazo limpio, sencillo, dinámico y a ratos incluso tosco que se desvela como el acompañamiento perfecto para el trabajo de Milligan, haciendo más accesibles y digeribles todas las vueltas de tuerca y saltos narrativos que atesora el argumento. Un trabajo a recuperar, merecedor de muchísima más atención de la que se le ha prestado y que figura entre lo mejor de Peter Milligan, un autor desigual pero que cuando acierta –como aquí- lo hace en pleno centro de la diana.
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