Interfaces #1 Emociones saturadas
Interfaces #1 Francia - 2010 Guionista: Dibujante:
Editorial:Dibbuks -
152 páginas - color
Precio:19,90
La editorial Dibbuks da la bienvenida al buen tiempo con una nueva idea de revista venida de Francia. 'Interfaces'se llama, una publicación que apuesta por las conexiones en todos los sentidos...
Violencia, cuerpo y emoción. Las dolencias de esta sociedad mutante se dan cita en Interfaces, una publicación primorosamente editada por Dibbuks que, desde su manifiesto fundacional, se define como «un espacio de libertad» donde dar cabida a las neurosis urbanitas de una generación presumiblemente (inter)conectada, aunque perdida, ambigua y voraz. Estos autores narran momentos, diseñan espacios para sentir, imágenes que consumir. La estética como norma; la perversión como estrategia de márketing.
Individuos perdidos que se encuentran. Chicas que sienten y padecen la construcción de género, que intuyen el entramado y se conforman con la ilusión del romance. Chico que intenta salvar a chica que no desea ser salvada porque no considera que esté en peligro. Chica que ama a dos chicos, que vende estrellas y que busca, pero no la encuentran. Chicas como pasajes, como excusa narrativa, como objetos de deseo, pero también como sujetos deseantes que se estrellan contra el muro de “lo que debe ser” en vez de actuar para lograr “lo que te gustaría que fuera”.
Estas historias están firmadas por autores de fuera, principalmente de oriente, -Little Thunder (Loser), Kuanth (Rojo), Lemmy (Teen Spirit) o Nemiri (Chicas/Pasajes)- y de dentro -Tony Sandoval (Vendedora de estrellas)-. Fotografías, las de Stéphane Hervé, que intentan atrapar el momento, pero también el estilo de vida. E ilustraciones, las de Jorge Mondongo, con sus colores saturados y sus chicas de flequillo recto.
Para dar forma al cuento posmoderno, las fronteras entre cómic e ilustración se diluyen. El mito globalizador se perfila como excusa para la reunión: Interfaces como punto de encuentro para artistas europeos, asiáticos y americanos, permeables todos ellos a las influencias de los otros, pero con un denominador común: la ciudad (usos y costumbres) y el cuerpo, concebidos ambos como cárcel, también como mapa; dos pilares sintomáticos de estas narraciones de vida que gustan de entenderse como una deliciosa bandeja de makis: bella composición y sabor moderado en cómodas dosis individuales. Los tiempos mandan.
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