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Spriggan: un gran manga a recuperar.

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 03/10/2012

Aunque quizás el comic japonés ya no posea en nuestro país el empuje que tenía hace solo unos años, sigue siendo uno de los elementos con mayor proyección del mercado. Paradójicamente también es de los menos conocidos, con numerosas obras que jamás han visto la luz en nuestro país. Aprovechando la coyuntura de reediciones de lujo de títulos emblemáticos emprendida por EDT/Glenat (Slamdunk, Saint Seiya) y Planeta (Adolf, Monster, I´s) así como la necesidades de publicación de esta última tras sus recientes cambios editoriales, este parece el momento propicio para reivindicar un manga quizás no tan conocido como los anteriores y con unos cuantos años a sus espaldas pero sobrado de calidad: Spriggan.



Publicado tarde, mal y (casi) nunca en España, Spriggan fue uno de los primeros mangas lanzados a principios de los 90, tras el impacto de Akira y en plena fiebre de Dragon Ball. Publicadas por Planeta a modo de miniseries en rudimentario formato prestigio tipo comic USA, cabeceras como El Puño de la estrella del Norte, Crying Freeman o Mai the psychic girl fueron el primer contacto de muchos lectores con el comic japonés. Pero un servidor se quedó fascinado con Spriggan (retitulada aquí como Striker: el guerrero blindado). La obra de Hiroshi Takashige (guión) y Ryouji Minagawa (dibujo) presentaba a Yu Ominae, agente de campo de la corporación Arkham, un grupo dedicado a preservar reliquias potencialmente peligrosas de una civilización anterior a la humana y origen de numerosos mitos y leyendas. El “blindado” del título venia por la armadura especial que vestían los protagonistas y que aumentaba su fuerza.



La miniserie publicada en España narraba una trama acerca del descubrimiento del Arca de Noé (una construcción que permite controlar el clima) y el intento del ejército norteamericano de hacerse con ella para sus propios propósitos. Acción, mitología, ciencia ficción, poderes psíquicos, violencia gráfica, intriga internacional y unas gotas de misterio (el misterioso pasado del protagonista) y de humor eran los principales ingredientes de esta suerte de mezcla de Indiana Jones y Metal Gear Solid que se extendió a lo largo de nueve años en un total de once tomos. El Arca de la Alianza, la lanza de Longino, el orbe de Ra o el Santo Grial fueron algunas de las reliquias en cuya búsqueda se vio envuelto Ominae junto a aliados como el licántropo Jean Jacquemonde y el profesor Maizel o enemigos como el coronel McDougal (un inquietante niño telepata) o el líder neonazi Graves.



Con un detallado dibujo obra de Minagawa y las imaginativas reescrituras mitológicas y el acelerado ritmo de los guiones de Takashige, Spriggan tenía todos los elementos necesarios para conquistar al público. Pero inexplicablemente Planeta decidió no continuarla. Unos años después se publicó una segunda miniserie (Striker: el secreto del berseker) que pasó desapercibida y ninguna otra editorial se interesó por la licencia como si se hizo con otras descartadas por Planeta (Ramma ½, Saint Seiya). Ni siquiera cuando en 1998 Spriggan fue llevado al cine en el anime homónimo (adaptando la trama del Arca de Noé) con esplendido resultado. Viendo algunas de las series manga editadas en nuestro país y conociendo la calidad y el estilo del material me resulta muy difícil de creer que no tendría éxito de publicarse. Máxime cuando es una serie con un tono y estilo casi más propios de occidente que de oriente. Ahora que Planeta ha decidido volver a apostar fuerte por el manga sería un buen momento para recuperar esa vieja licencia. Solo es cuestión de que a algún editor se le encienda la bombilla. ¿Posibilidades? Pocas, pero lo mismo decían de El Lobo solitario y su cachorro, así que…


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