Proposition Player Trata de almas en Las Vegas
Proposition Player EEUU - 2010 Guionista:Bill Willingham Dibujante:Paul Guinan
Editorial:Planeta -
144 páginas - color
Precio:12,95
Joe Martin es un experimentado jugador de poker que va a jugar sin esperárselo una sobrenatural y disparatada partida contra los habitantes del más allá.
Hasta que no creó Fábulas a partir de los cuentos y leyendas populares de uso común, Bill Willingham no era demasiado conocido en el mercado del cómic, ocupaba el segundo plano de los autores que realizan su trabajo con oficio pero que no despuntan especialmente.
Como dibujante tiene un estilo funcional y discreto, con lo cual no va a llegar a la primera fila de dibujantes hot ni superventas. Sin embargo, como guionista nos ha demostrado en Fábulas que es capaz de construir una serie de largo recorrido (aún no tiene un final previsto) sin que el interés decaiga ni por los personajes ni por la situación en la que se encuentran.
Pero antes de la certera serie protagonizada por Blancanieves y compañía, y que tantos y prestigiosos premios le ha granjeado a su equipo creativo, Willingham había participado en numerosos proyectos, siendo uno de los más conocidos la miniserie del sello Vertigo de título Proposition Player, publicada en 1999.
El tono de esta serie limitada es muy similar al de Jack of Fables, el derivado de Fábulas que co-escribe Willingham. Ambas cabeceras destilan grandes dosis de humor, generalmente bastante negruzco, algo que conjugan con una mezcla de realismo y magia. Los elementos esotéricos se filtran en la vida cotidiana de los personajes, en el caso de Proposition Player en la del mezquino Joe Martin, una especie de estafador a sueldo al que contratan para energizar partidas de Casino y así incitar a los clientes a jugar más y más. No es un protagonista simpático, y de hechos es bastante fácil cogerle manía a media que vamos conociendo sus patrones de conducta.
Tras jugar una partida de póker en la que sus compañeros le venden sus almas a cambio de unas cervezas, Joe descubre que se trataba de un trato completamente válido, lo que le lleva a verse tentado por las diferentes facciones que desean hacerse con esas almas.
Partiendo de esta trama eminentemente absurda, las situaciones ridículas se van sucediendo hasta una conclusión más o menos esperada pero que es la más lógica.
Por el camino los protagonistas evolucionan lo que les permite la historia, un poco alargada porque con cuatro de sus seis capítulos podría haber bastado. El dibujo de Paul Guinan es correcto y pasable, sin mayores artificios.
Es una miniserie entretenida pero olvidable, muy lejos del brillante nivel de Fábulas, confirmando la sospecha de que fuera de ese universo de cuento Willingham realiza una tarea de lo más discreta.
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