David Hernando

Articulista de moda

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Al igual que en el libro de CSI, El resto es silencio parece que se caracteriza por una exhaustiva investigación por su parte del tema, exponiendo a la luz secretos de la historia del personaje. ¿Cómo ha conseguido toda esta información?
Contactando con los propios autores de primera mano y leyendo todo lo habido y por haber sobre el personaje, desde la propia fuente primaria que son los cómics, hasta un número infinito de fuentes secundarias, repartidas en artículos, entrevistas, reportajes y demás.

¿Cuál era el objetivo con éste libro?
Que fuera el libro de Batman que yo siempre había querido leer. Lo he hecho pensando en eso, en lo que a mí me gustaría encontrar en un libro de Batman. La idea me vino cuando leí X-Men: El precio de un sueño. Es un libro impresionante y quería uno de Batman con el mismo estilo. Si lo he conseguido o no, no me pertoca a mí juzgarlo si no a los lectores.

¿Por qué cree que entre el público existe esa costumbre de asociar a Batman sólo con las dos últimas películas de Joel Schumacher o la vieja serie de los años sesenta?
La serie de los años sesenta ha estado en la mentalidad del público durante décadas gracias a las reposiciones. Si la serie encajaba perfectamente con el estilo camp imperante en aquella época, hoy día ha quedado caduco y es objetivo de mofa contínua. Las películas de Tim Burton consiguieron erradicar esa percepción del personaje, algo que era muy difícil. Por desgracia, Schumacher volvió al estilo camp en las dos últimas entregas y desde entonces no ha habido más. De ahí que el público vuelva a tener esa visión de Batman. La de los años sesenta estuvo presente durante tres décadas. Desapareció durante unos pocos años en los que Burton tuvo la voz cantante pero ha vuelto de nuevo. Esperemos que la nueva película elimine esta visión caduca.

¿Cree que El resto es silencio puede dignificar la imagen?
El libro en sí es un homenaje a la larga longevidad del personaje, un personaje que nos va a sobrevivir a todos además como icono cultural que es. Mi libro permite abrir el enfoque y dejar claro que Batman, como icono que es, está dispuesto a abarcar cualquier interpretación a la que sea sometido. Batman no es sólo un luchador camp que lucha contra personajes histriónicos. Es mucho más que eso y el libro se centra en este aspecto.

¿Trata en su obra el tema de las adaptaciones del Hombre Murciélago al celuloide? ¿Cuál cree que es el principal problema a la hora de traspasar a un personaje de cómic a la gran pantalla?
Sí, en el capítulo cuatro hablo de las cuatro grandes adaptaciones de Batman, aunque en el primero analizo los seriales de los años cuarenta y en el segundo la serie de los sesenta. El mayor problema radica en la gran cantidad de material que hay. Es algo muy distinto a adaptar una novela. Una novela tiene de media trescientas páginas. El director puede tener una visión distinta a la que tendrán algunos lectores, pero la historia es la que es. Un personaje de cómic, y más uno como Batman, no tiene fin. Sigue publicándose desde hace sesenta y cinco años, ininterrumpidamente. Hay miles y miles de páginas. Y en todas ellas hay una versión distinta de Batman: hay la de los años cuarenta, la de los cincuenta y así con todas las décadas. El personaje, como icono, se adapta a la cultura imperante del momento. Por ello, las adaptaciones de cómic a cine son realmente fascinantes, porque la propia película puede afectar al cómic, en un proceso de retroalimentación que es imposible que se dé con las novelas.

¿Tiene entre manos algún nuevo proyecto?
Ahora mismo ya estoy escribiendo uno sobre Superman, de las mismas características de Batman: El resto es silencio. Además, en diciembre ha aparecido uno que escribí a principios del año pasado sobre George Pérez, un dibujante de cómic. Es un libro sencillo en cuanto a enfoque: repasa toda su carrera desde el punto de vista del propio autor, con declaraciones suyas extraídas de multitud de medios. El de Superman es mucho más complejo y emocionante de hacer, es como el de Batman, sólo que todavía más grande. Si Batman ya es un icono importante de por sí... ¿qué decir de Superman?

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