Las Armas del Metabarón La Forja del Guerrero Definitivo
Las Armas del Metabarón Francia - 2009 Guionista:Jodorowsky, Alexandro Dibujante:Janjetov, Zoran, Charest, Travis
Editorial:Planeta -
64 páginas - color
Precio:14,95
¡Es una historia que habla del Metabarón, mi amo! ¡Ah, Tonto, el Metabarón es el más salvajemente imprevisible de todos! ¡Es el más grande, el metaguerrero! …Una larga historia, Corneille, que se remonta a Othon el Tatarabuelo. Pero él es de otra estirpe que la de los Ancestros, una leyenda que forja el destino del guerrero, la de las misteriosas armas del Metabarón.
Aunque la colaboración entre Alejandro Jodorowsky y Moebius en El Incal se convirtió es un clásico absoluto del cómic de ciencia ficción, es la historia del Metabarón cuyo debut se encuentra en esas páginas la que dio lugar a una historia aún más épica y espectacular, la encargada de narrarnos los avatares del clan Castaka.
Esta casta de guerreros ancestrales tiene como último descendiente al Metabarón, el miembro más fiero y eficaz al que ha dado a luz tan particular familia. Pero no se trata de un héroe, en tal caso son las circunstancias las que le situarían en ese lugar, y no sus propias características personales, ya que no debemos olvidar que como buen mercenario ofrece sus servicios al mejor postor, administrando en el proceso una crueldad sin parangón. Es un personaje de moralidad ambigua y personalidad compleja, lo que le añade buena parte de su atractivo.
La historia y desarrollo del linaje se gestó durante más de diez años en los ocho álbumes de La Casta de los Metabarones, ilustrados con mimo por el artista argentino afincado en España Juan Giménez, un hecho que ya establece una calidad gráfica difícil de igualar.
Tal y como marca la tradición, para que el vástago adopte el título de Metabarón y en consecuencia la posición de guerrero más peligroso del universo, ha de derrotar en combate a su progenitor y enfrentarse posteriormente a una serie de pruebas que templen su mente y su cuerpo. Ese viaje hacia su destino es lo que se ocupa de narrar Las Armas del Metabarón, un volumen a medio camino entre la secuela y la precuela, porque sus acontecimientos no se insertan antes o después de la obra original, sino en un punto intermedio.
No es de extrañar en base al precedente artístico que Jodorowsky se haya rodeado en este nuevo álbum de un dibujante tan capacitado como Travis Charest, a quien muchos aficionados recuerdan por el puñado de episodios de Wildcats que firmó en los noventa, componiendo una producción escasa y consecuente con la extrema lentitud de este canadiense. Precisamente fue esa lentitud y el empeño de Charest por colorear sus páginas e imprimirle una evolución a su estilo lo que provocó un estancamiento del álbum que duró años. Iba pasando el tiempo y Charest se iba sumergiendo en una vorágine de pruebas y correcciones que le costaron su salida del proyecto, siendo sustituido por un correcto Zoran Janjetov que realiza tan buen trabajo como en Los Tecnopadres pero no es tan impresionante como Travis.
Lejos de repetir la pasión y emoción de La Casta de los Metabarones, Jodorowsky escribe una historia más convencional y apoyada primordialmente en la acción y lucimiento de los dibujantes. Un espectáculo pirotécnico vestido de gala.
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