Batman el caballero oscuro: la leyenda de Ra´s al Ghul.

Los rostros del demonio.

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Creado por Dennis O´Neil y Neal Adams en su nunca suficientemente alabada etapa sobre Batman a principios de los 70, Ra´s al Ghul –“Cabeza del demonio”- rápidamente se desmarcó del resto de la vistosa galería de villanos del hombre murciélago. Su peculiar ideología -justificar sus crímenes a cambio de un bien mayor-, idiosincrasia –su edad centenaria gracias a la mística fosa de Lázaro- y relación personal con el héroe –encarnizada pero respetuosa e incluso afectiva- supusieron todo un cambio frente a la habitual molde de freaks torturados.

Pero pese a su atractivo, no fue hasta casi veinte años después cuando DC por fin se atrevió a explorar a fondo el personaje mediante los tres especiales recopilados en este tomo. En El hijo del demonio Mike W. Barr lleva a relación entre ambos personajes a un nuevo estado cuando ambos deben unir fuerzas para hacer frente a la amenaza de un enemigo común.



Acción e intriga aparte, Barr saca un gran partido a la colaboración entre ambos personajes, llevando asimismo la relación entre el héroe y la hija del villano a su culmen con una inesperada sorpresa final. La misma que años después sería el germen de la esplendida etapa de Grant Morrison. Una pena que su secuela, La novia del demonio, transcurra por cauces más tópicos para narrar el enésimo enfrentamiento entre héroe y villano sin novedad alguna. Un bajón de calidad que se repite en lo grafico, pasando del estilo clásico y elegante de Jerry Bingham al mucho mas tosco trazo de Tom Grindberg.



Con El nacimiento del demonio el propio Dennis O´Neil cierra el tomo retomando al personaje para narrar sus oscuros orígenes y subrayar la extraña relación de amistad/odio entre este y el héroe. Y lo hace mano a mano con Norm Breyfogle, todo un histórico del personaje que altera aquí su estilo habitual mediante un llamativo uso del color que se saldó con uno de sus mejores trabajos. Tras buenas historias que se separan de la línea habitual de Batman, dos de ellas imprescindibles para conocer a un villano tan atractivo como pocas veces mejor utilizado.