Star Wars y el “nuevo” futuro de los cómics
A estas alturas pocos ignoraran la noticia: Disney ha adquirido Lucasfilm, la productora de George Lucas y sus dos gallinas de los huevos de oro: Star Wars e Indiana Jones. Por si fuera poco, dicha revelación iba acompañada del anuncio de un Star Wars. Episodio VII para 2015, fijando el inicio de una tercera trilogía que incluso los fans más acérrimos parecían haber renunciado a ver. Pero el asunto va más allá de la gran pantalla, pues incluye el vasto imperio del merchandising creado por Lucas: videojuegos, parques temáticos, novelas, juguetes y, por supuesto, cómics. Quedémonos con esta última parte para ver el posible futuro de Star Wars en viñetas, una línea editorial cuya cantidad, calidad y longevidad conviene no menospreciar.
De hecho los cómics jugaron una parte fundamental en la evolución de la franquicia galáctica. Aunque los cómics de Star Wars tuvieron una primera etapa en Marvel entre 1977 y 1986, fue con el paso a Dark Horse en 1991 cuando las cosas empezaron a ponerse interesantes. Si aquella primera etapa en Marvel se limitaba a aventuras de relleno de la trilogía original -mayormente escritas por un Archie Goodwin sin mucha libertad de acción junto a dibujantes primerizos-, Dark Horse puso toda la carne en el asador con títulos como Imperio Oscuro y la adaptación de la Trilogía de Thrawn, grupo de novelas escritas por Timothy Zhan. Dichas historias –que relataban lo sucedido tras El Retorno del Jedi- resultaron ser un éxito tanto por el saber hacer de sus autores (Mike Baron, Terry Dodson, Edvin Biukovic, Tom Veitch, Camp Kennedy) como por el hecho de que eran la secuela “oficial” que todos los seguidores ansiaban. La gran repercusión obtenida permitió a Dark Horse dar un salto cualitativo a su producción, pero también reavivó el furor por la saga galáctica y el interés de Lucas por continuar la misma. Algo que acabaría dando pie a los Episodios I, II y III.
Desde entonces, la relación Dark Horse/Lucasfilm –que también incluye a cierto famoso arqueólogo- ha sido tan estrecha como fructífera, dando pie a múltiples series regulares (República, Imperio, Legado), limitadas (Imperio Carmesí, Jedi vs Sith) y especiales obra tanto de guionistas y dibujantes de renombre (John Ostrander, Timothy Truman, Paul Gulacy, Carlos Meglia, Ron Marz) como de jóvenes promesas (Darko Macan, Rob Williams, John Jackson Miller, Ramón F. Bachs). Series ambientadas antes, durante y después de lo narrado por el cine y que permiten dar un protagonismo que no tuvieron a personajes secundarios e incluso terciarios de la saga. Todo un subuniverso editorial que ha constituido una continuidad propia que, sin sustituirla, corre en paralelo a la cinematográfica y ha logrado su propio y sólido nicho de mercado, tanto entre los fans del fenómeno Star Wars como entre los lectores de cómic en general.
La lógica dicta que si algo funciona no lo cambies, pero con la entrada de Disney en la ecuación es más que posible que la vinculación de Dark Horse con Star Wars pueda llegar a su fin. ¿La culpa? Marvel. Adquirida por Disney en 2009, la editorial de Spiderman supuso para la independiente Boom! Studios el fin de sus licencias para cómics de Mickey, Donald y cía. Siendo como es Star Wars una propiedad tan valiosa, ¿por qué iba Disney a dejar que un tercero se beneficie de ella? Una pena, pues el balance de dos décadas de Star Wars por Dark Horse es más que notable. Como Darth Vader le dijo a Obi-Wan Kenobi en su encuentro final “el círculo se ha cerrado” y el regreso de Star Wars a Marvel parece inevitable. Claro que… ¿Y si George Lucas recordase que el mayor fracaso de su carrera fue, precisamente, fruto de una asociación con Marvel? Sí, hablo de la película de Howard el Pato (lo siento, pero tenía que mencionarla sí o sí). Quizás entonces -como reza el subtítulo del Episodio IV- halla una “Nueva Esperanza” para la editorial del corcel negro.
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