Superior Spiderman: reinventando la rueda
Spiderman es un personaje con el que he llegado a desarrollar una relación de amor/odio. Desde que disfruté de sus primeras aventuras en los primeros tiempos de Forum –empezando con la emblemática “Nada puede parar al Juggernaut”- el personaje captó mi atención. Pero su tremendo éxito y la sobrexplotación consiguiente me han impedido ser un seguidor asiduo de sus andanzas. La cantidad industrial de historias prescindibles y el férreo y repetitivo status quo al que está sometido siempre han sido un freno a mi tiempo y dinero (como también sucede con Lobezno, Batman o los X-Men post-Claremont). Es por ello que sólo me he acercado al mismo en etapas muy contadas, destacando en los últimos años la realizada por J.M. Straczynski y John Romita jr. Una etapa que acabó de una forma lamentable y polémica en buena parte por las razones antes citadas.
Resuelto el tema del “mefistaz0” con un muy discutible parche argumental, parecía que el personaje había recuperado cierta estabilidad y un enfoque argumental definido cuando su serie pasó a contar con Dan Slott como único guionista. Su habilidad para manejar los personajes (nuevos y viejos), sus diálogos chispeantes y cargados de humor y su enfoque clásico pero no caduco del género presagiaban una buena época para el trepamuros y sus lectores. Y en estas llegaron Marvel Now, el nº 700 y la necesidad de dar un (otro) volantazo al personaje.
La saga Dying Wish, cuyo climax coincide con el citado Amazing Spiderman 700 supondrá la renumeración de la serie y su reconversión en Superior Spiderman. La trama de la citada saga gira sobre el intercambio de cuerpos entre Spiderman y un moribundo Dr. Octopus. El resultado, dibujado por Humberto Ramos, es una aventura que proporciona grandes dosis de acción, emoción y algún momento memorable, pero que pasará a la historia del personaje por su final. Un final que supone un rompedor punto y aparte que parece pensado para generar encarnizadas discusiones a niveles incluso mayores que la ya de por polémica Un Día más.
Intentando dentro de lo posible evitar los spoilers, diremos que tras esta historia no será Peter Parker quien esté bajo el disfraz de Spiderman… y al mismo tiempo sí lo será. Sin entrar en detalles acerca del quién o el cómo, llama la atención es cómo a sus responsables se le llena la boca declarando que esta situación será definitiva y permanente. Más allá de generar cabreos entre muchos fans, provocar un ruido mediático para incrementar las ventas (recordemos que es parte de esa operación de marketing llamada Marvel NOW!), que ningún lector se lo crea (“muerte” y “permanente” no van juntos en Marvel desde la resurrección de Jean Grey) y de que el cine pronto ejercerá su influencia casi dictatorial sobre el cómic, cualquiera con dos dedos de frente sabe que pronto el genio volverá a la botella.
No. Lo que es discutible es esa práctica, cada vez más acusada, de vender a bombo y platillo la reinvención de Spiderman y, sin apenas explorar el nuevo status quo y sus posibilidades, volver a desmontarlo y empezar de nuevo. Ciertamente no es manera de cultivar una audiencia a largo plazo. De hecho se puede pensar que, con varias series al mes que rellenar, la editorial ya no sabe qué hacer con él para mantener la atención. Además, la forma elegida por Slott y sus editores es tan rebuscada como rematadamente estúpida (pues, pese a lo que digan, en el fondo no eliminan al personaje y le sustituyen por otro). Es decir, que después de tanto prometer no se atreve a cumplir. Por eso siempre preferiré a Daredevil antes que a Spiderman: puede que sea la versión “pobre” del trepamuros y no esté exenta de puntos bajos, pero se lee con mucha más tranquilidad para la mente y el bolsillo.
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