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La Atalaya del Vigía Comic Digital
REVISTA ESPECIALIZADA EN CÓMIC
"Hay una pregunta que quizás puedas responderme. Algo que llevo años preguntándome. ¿Porqué coño les gusta Benny Hill a los americanos?" Yorkie Mitchell / Punisher Max #37
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Viñetas de la gran pantalla

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 22/09/2010
La Atalaya del Vigía

La reedición en formato Marvel Deluxe de la breve etapa de Lobezno a cargo de Steve Skroce permite al lector recuperar el trabajo de este esplendido dibujante, pero también preguntarse dónde se ha metido este hombre durante los últimos años. El que fuera uno de los autores revelación de los 90 prácticamente desaparición del cómic con la llegada del nuevo milenio, aunque en realidad nunca ha parado de dibujar. La razón de su aparente ausencia se debe a que Skroce se ha convertido en uno de los autores más solicitados por las productoras de cine para realizar los diseños y storyboards de su producciones.

El storyboad es una técnica consistente en realizar una representación dibujada de las escenas de un film previamente a su rodaje para ayudar a concretar el acabado final. El resultado es muy similar a un cómic de estilo menos detallado y lleno de símbolos cinéticos. Inicialmente creada por Disney para sus films animados, esta práctica pronto se extendió a cintas de imagen real, siendo especialmente necesaria en producciones con gran número de efectos especiales. Aunque hay directores que prefieren realizar ellos mismos sus storyboards (caso de Ridley Scott), se suele recurrir a dibujantes profesionales para esta función, así como para el diseño gráfico de personajes, artilugios y decorados.

Por ejemplo, fue Jim Steranko –y no George Lucas ni Steven Spielberg- quien le proporcionó a Indiana Jones su sombrero y su chupa de cuero
Con tantos puntos en común con el cómic era prácticamente imposible que profesionales de la viñeta no terminasen realizando trabajos de este tipo. Y a poco que uno lo piensa, lo cierto es que parte del mérito de títulos históricos se debe a dibujantes de cómic. Por ejemplo, fue Jim Steranko –y no George Lucas ni Steven Spielberg- quien le proporcionó a Indiana Jones su sombrero y su chupa de cuero. Mike Plogg aportó su retorcido grafismo a películas como La Cosa (1982), El Cristal Oscuro (1983) o X-Men (2000). La criatura de El Torreón (1983) surgió de los lápices de Enki Bilal, Bernie Wrightson aportó su granito de arena a Los Cazafantasmas (1984) y La Tierra de los Muertos (2005), mientras que Francis Ford Coppola recurrió a Mike Mignola para concretar su estilizada Dracula (1992). Moebius es uno de los artistas más activos en estas lides con su trabajo en Alien (1979), Tron (1982), Abyss (1989) o El Quinto Elemento (1997) entre otras. En España, por buscar un ejemplo nativo, Guillermo del Toro buscó los servicios de Carlos Giménez para sacar adelante El Espinazo del Diablo (2001) y El Laberinto del Fauno (2006).

Más allá de ayudar a la visualización, la importancia de estos trabajos ha ido creciendo hasta convertirse en parte fundamental de un proyecto. Reciente es el caso del Sherlock Holmes (2009) protagonizado por Robert Downey Jr., que nació a partir no de un guión, sino de una serie de bocetos realizados por John Watkiss. Sin embargo, este beneficio para el cine puede llegar a convertirse en agravio para el lector de cómic. Aunque menos notorios, estos trabajos cinematográficos suelen estar generalmente mucho mejor pagados que la producción de tebeos, lo cual explica que muchos autores roben tiempo a sus series para realizar trabajos cinematográficos o directamente se pasen al mundo del cine. En el caso de Skroce y Geof Darrow así ha sido desde que contribuyeron a la realización de Matrix (1999). Sin ánimo de ofender, no estaría mal que entre película y película dedicasen algo más de tiempo a ese medio que tanto dicen amar y que les ha propiciado su actual ocupación.


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