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Gone to Amerikay. Comic Digital
REVISTA ESPECIALIZADA EN CÓMIC
"¡Somos el gobierno! ¿ O es que no ve Expediente X? " Henry Gyrch a Betty Banner / Hulk vol. 3 #4
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Gone to Amerikay.

Una triste balada irlandesa.

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 19/03/2013
Gone to Amerikay.
Gone to Amerikay. EE.UU - 2012
Guionista:Derek McCulloch
Dibujante:Colleen Doran
Editorial:ECC Ediciones - 144 páginas - color Precio:13,95
PUNTUACION
2/5
Convertida en la tierra prometida, muchas generaciones de emigrantes irlandeses llegaron a Estados Unidos en busca de una vida mejor. Tres historias de sueños, tragedias, amor y miseria que el destino entrelaza a lo largo de más de un siglo.

Con el eficaz recurso argumental de la búsqueda del sueño americano, el guionista Derek McCulloch hace en esta obra un homenaje a la figura de los emigrantes que parten hacia el extranjero para intentar labrarse una vida mejor. Gone to Amerikay cuenta la historia de Ciara, que en 1870 dio con sus huesos en los barrios más bajos de Nueva York mientras esperaba junto a su hija la llegada de un marido ausente.

Una historia que se alterna con la de Johnny McCormack, quien aterriza en el Nueva York de 1960 para hacer realidad sus sueños de artistas y que tiene su eco en la de Lewis Healy, un millonario que viaja a la ciudad buscando el origen de una tonada de su infancia. Tres tramas de marcado carácter irlandés, con continuas referencias a la cultura, mitología y carácter de las gentes del país europeo.



Colleen Doran (The Sandman) es la encargada de ilustrar esa visión de la famosa ciudad en tres épocas diferentes, ajustando hábilmente su trazo académico a los paisajes y estética de cada época. Su pericia narrativa queda demostrada en instantes como aquellos que muestran en paralelo un mismo lugar en tres momentos distintos o esas composiciones a página completa que narran toda una secuencia sin recurrir al uso de viñetas. Una pena que el guión no saque idéntico partido a los elementos con los que cuenta.



McCulloch apela al carácter universal y atemporal de sus historias y consigue evitar que el homenaje a sus raíces caiga en lo localista. Desgraciadamente no aprovecha las posibilidades narrativas que le ofrece manejar tres tiempos distintos, relacionados tan ligeramente que apenas tienen importancia en el devenir lineal de cada uno. De la misma forma tampoco sabe aprovechar detalles como la presencia ocasional de diferentes personajes históricos o los elementos fantásticos que puntean brevemente el argumento. Ni el guión ni los diálogos dejan en la memoria algún elemento destacable ni que provoque emoción que quede en el recuerdo. El resultado es un comic tan correcto como soso y fácilmente prescindible.


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