Batman: El Caballero Oscuro: Ciclo de violencia Obsesión por el miedo
El relanzamiento de los Nuevos 52 dejó al universo DC en una suerte de nebulosa en la que acontecimientos pasados de la continuidad podían o no seguir vigentes en el nuevo escenario. Una oportunidad perfecta para revisitar el origen de personajes como el Espantapájaros.
El novelista Gregg Hurtwitz -quien recientemente acometió una labor similar con el personaje de El Pingüino- toma al personaje de Jonathan Crane para bucear en sus orígenes y mostrar cual fue el camino que le llevó a ser el siniestro y enloquecido villano que es. Así, aunque la historia incluye las inevitables secuencias de acción y giros inesperados habituales en el género, el guión se preocupa más por el aspecto psicológico de la trama, arrojando a héroe y villano a las fauces de sus demonios personales. Es en el juego de paralelismos entre la traumática infancia de ambos y su distinta relación con el miedo donde el guión proporciona sus mejores elementos.
En igual línea va el dibujo de David Finch, competente en las escenas de acción pero que gana enteros en las secuencias terroríficas, componiendo uno de los Espantapájaros más aterradores que se han visto. Su físico grimoso, los labios cosidos y ensangrentados y una capucha costrosa con ojos inyectados en sangre resultan desagradablemente inolvidables. Un personaje al que además es capaz de dotar de una mayor expresividad que al resto, dado que sus formas extravagantes se prestan al tono recargado de sus lápices. Igualmente destacada resulta la ambientación de los entornos oscuros y decadentes en los que se ambientan la trama, como esa memorable ilustración a doble página del terrorífico sótano donde el villano pasó su infancia.
Esta interesante renovación del personaje resulta en una historia más cruda e intimista de lo habitual en el género de los superhéroes. Una que entronca con la línea más dura de la serie negra de la que Hurwitz es un reconocido representante. El tomo se completa con una historia corta a cargo de Damon Lindelof (Perdidos) y dibujada por Jeff Lemire en la que el polémico guionista demuestra una vez más su capacidad para crear la sorpresa a costa de la coherencia argumental de los personajes.
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