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El fin (o fines) de Blueberry

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 03/07/2013

El triste fallecimiento de Jean Giraud el año pasado pone sobre la mesa la continuidad de Blueberry justo cuando esta longeva serie alcanza su 50º aniversario. ¿O deberíamos decir series? Porque desde hace ya varios años la saga del teniente Mike Steve Blueberry se ha desdoblado en dos cabeceras (Blueberry y La Juventud de Blueberry) que no solo son independientes, sino que incluso parecen antagónicas.

Creada en 1963 para la revista Pilote, Blueberry fue obra del emblemático guionista Jean-Michel Charlier y un joven dibujante llamado Jean Giraud, años antes de desdoblarse artísticamente en el experimental Moebius. Los sólidos y excelentemente documentados guiones de Charlier y el trazo cada vez más detallado de Giraud convirtieron las aventuras de este antiguo soldado de la Unión y luego Marshall y aventurero en un éxito. Tanto que además de propiciar otras series de western francesas (Comanche, McCoy) acabo dando luz a una segunda serie, dedicada a narrar el origen y primeras andanzas del personaje. La sobrecarga de trabajo obligo a que Giraud renunciase a esa segunda cabecera, siendo sustituido por Colin Wilson primero y Michel Blanc-Dumont después.



Aunque se tomaba su tiempo, Charlier tenía en mente una detallada cronología del personaje, relacionada directa o indirectamente con los principales sucesos históricos de los EE.UU. desde la Guerra de Secesión. Tan detallada que incluso comprendía la muerte del mismo, ya anciano, a principios del S.XX. En el álbum Balada por un ataúd Charlier publico un texto en prosa en el que adelantaba el futuro que le esperaba a Blueberry. Por desgracia, la muerte de escritor en 1989 tras la publicación de Arizona Love le impidió hacer realidad dichos planes.



Los pingues beneficios que proporcionaba la serie animaron a la editorial Dargaud así como a Giraud y los herederos de Charlier a continuar las aventuras del personaje. Y aquí empezaron los problemas: Giraud, quizás por influencia de su otro yo artístico, propuso realizar un nuevo ciclo titulado Blueberry 1900, que llevaba al protagonista a vivir con una tribu india y verse envuelto en toda clase de aventuras místicas y alucinógenas plagadas de criaturas sobrenaturales. Tan osada premisa fue vetada por los herederos de Charlier (aunque no es descabellado pensar que acabó siendo la base de la muy libérrima y experimental versión cinematográfica dirigida por Jan Kounen), quienes además confiaron la escritura de La Juventud… a François Corteggiani, un guionista de su confianza. Tras varios tiras y afloja, así como la aparición de una tercera serie que finalmente se quedó reducida a tres entregas (Marshall Blueberry), Giraud retomo la cabecera Blueberry como autor completo aunque con un enfoque clásico y nada desmerecedor de su trabajo previo junto a Charlier.



Desde entonces, ambas series han funcionado en paralelo sin problemas aunque sin relación entre ellas. Es más, si nos atenemos a las declaraciones de los autores parece incluso que ninguno tiene especial aprecio por el trabajo del otro. El caso es que si bien Giraud no parecía decidirse a llevar al personaje a la recta final dictada por Charlier, Corteggiani tampoco muestra tener interés en hacer el enganche entre su serie y Fort Navajo (la primera aventura publicada del personaje), con lo que llegará un momento en que bien desaparecerá el desarrollo histórico –perdiéndose una de las virtudes del título- o directamente se romperá su cuidada cronología. Eso por no mencionar que malograría las intenciones originales de Charlier de realizar una obra completa y cerrada.



La muerte de Giraud deja muchas preguntas al respecto. ¿Retomará un nuevo autor la serie principal? ¿Quedará La Juventud… como única cabecera? ¿Verá algún día la luz la hipotética conclusión original? En cualquier caso sería conveniente cruzar los dedos para que esto no acabe tergiversando e incluso abocando a un fin desmerecedor a una de las mejores obras de la historia del cómic a nivel mundial.


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