Fénix #2 Un imprescindible tomo del mejor Osamu Tezuka
Fénix #2 Japón - 2013 Guionista:Osamu Tezuka Dibujante:Osamu Tezuka
Editorial:Planeta de Agostini Cómics -
308 páginas - colorbn
Precio:25,00€
El segundo volumen de Fénix de Osamu Tezuka es (en contraposición al primero que os reseñábamos aquí), una excelente epopeya de ciencia ficción donde, de nuevo, encontramos al ave inmortal como hilo conductor de la historia.
Si el tomo anterior nos situaba en los albores de la historia de Japón, nos encontramos ahora transportados al año 3404, un futuro inhóspito, distante y con tintes apocalípticos. La superficie del planeta Tierra ha quedado devastada por la acción humana durante el último milenio, haciendo que la vida en ella sea insostenible y relegando a las personas a una existencia bajo tierra, donde 5 grandes megalópolis subterraneas cobijan a los desesperanzados y apáticos ciudadanos. Abocados al final de su existencia, los humanos han cedido su poder de gobierno a potentes ordenadores, cuyos cálculos guían su destino y cuyas decisiones son incuestionables.
Masato Yamanobe, nuestro protagonista, es un soldado que convive con una forma de vida humanoide llamada Tamami, una Moopie, criaturas de aspecto cambiante que son capaces de crear vívidos sueños con los que embelesar a sus cuidadores humanos, pero que fueron sentenciados a muerte por el ordenador gobernante de la ciudad, Aleluya, tres años atrás. Al descubrir sus superiores la existencia de este último ejemplar de Moopie, Masato huye con ella hacia la superficie y, tras un fatigoso y casi fatal viaje, localizan finalmente un refugio donde los acoge el Profesor Saruta. Las investigaciones del Profesor han tratado, durante años, de devolver la vida a la superficie del planeta creando seres vivos artificiales, pero sus esfuerzos no han conseguido que estas criaturas puedan vivir fuera de los cilindros de cristal donde las crea. El Fénix hace entonces su aparición para comunicarles al Profesor Saruta y a Masato la importante misión que este último está predestinado a cumplir; curar al agonizante planeta azul para lo cual el ave le otorga a Masato la inmortalidad.
Paralelamente, y debido a las acciones de los diferentes ordenadores gobernantes, las cinco últimas ciudades de la Tierra son destruidas y todo rastro de la humanidad, borrado. Nuestro protagonista pasa entonces a ser el último ser vivo del planeta y su importantísima misión llena sus días, sus años y sus siglos de vida.
Me atrevo a decir en este punto que este segundo volumen de Fénix es incluso mejor que el anterior (aunque puede que mi gusto por las sociedades distópicas y los futuros postapocalípticos hayan tenido algo que ver). Sus 300 páginas son una lectura ligera pero cargada de reflexiones acerca de la naturaleza humana y su relación con el entorno y el planeta. La historia de la evolución que sufren tanto Masato como la Tierra finaliza con un desenlace no sólo interesante, sino magníficamente hilado con aquella que se nos presentó en el volumen anterior. El apartado gráfico puede continuar resultando un poco anticuado para los lectores más jóvenes o poco habituados pero seguimos encontrándonos, sin duda, ante una obra absolutamente recomendable.
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