Superman: Identidad Secreta Más allá de la página impresa
El concepto de Elseworlds tiene por objetivo presentar a los personajes de la editorial en contextos insólitos. Y eso es algo que Kurt Busiek consigue con Superman: identidad secreta. Pero que este comic este asociado a un personaje tan popular y reconocible como Superman, es una virtud y al mismo tiempo un defecto.
Conocido por su habilidad para manejar los resortes del género de superhéroes, manteniendo un sabor clásico, Busiek también aporta un punto de vista que humaniza a los personajes, alternando lo cotidiano con lo extraordinario sin estridencias. Ese es el punto clave de esta miniserie, que describe la inesperada aparición de un ser superpoderoso en un mundo 100% realista. Más allá de algunos ingeniosos guiños metanarrativos –el protagonista trabaja en un periódico, se casa con una chica llamada Lois, la razón por la que se viste como el personaje- el que este sea un comic de Superman es lo de menos. De hecho, que esté dotado de los mismos superpoderes es lo que menos le interesa a Busiek.
El foco de la historia está centrado en como Clark Kent, un tipo normal y corriente, debe lidiar con los retos de la vida. Descubrir que es capaz de volar, correr más rápido que una bala o romper un edificio de un puñetazo solo magnifica los anhelos, dudas, e inseguridades de asuntos tan mundanos –pero tan fundamentales- como desarrollar tu propia personalidad, encontrar tu vocación profesional, comprometerte sentimentalmente con otro, afrontar la paternidad o asumir la vejez. Pese a alguna nota conspiratoria relacionada con el origen del protagonista y los intentos del gobierno para capturarle, seguir las convenciones del relato de superhéroes es lo que menos le interesa al guionista. Nada de Lex Luthor. Nada de kryptonita. Ni rastro de la JLA o de combates épicos con supervillanos. Solo el retrato de un ser extraordinario afrontando los retos de la vida ordinaria desde su adolescencia a su vejez. Y el resultado es tan absorbente que nadie nota a faltar los elementos antes citados.
Semejante concepto requería de una plasmación gráfica acorde. El camaleónico y versátil Stuart Immonen complementa el singular enfoque de Busiek mediante un grafismo que aúna el realismo con un deje pictórico, aportado por un coloreado –obra del propio Immonen- donde priman los tonos pálidos y un inteligente uso de sombreado. La fuerza de secuencias como la del primer vuelo nocturno de Clark o cuando revela su secreto a su prometida consigue que la narración sea pura magia.
Identidad secreta es por tanto un comic que despistará a aquellos que buscan una narración de superhéroes estándar. Pero, los que sepan ver más allá, encontrarán algo que supera sus expectativas. Y con creces.
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