Nam: cuando Marvel fue a la guerra
El paso de Michel Golden por el reciente Expocómic es una buena excusa para hacer memoria y recordar su colaboración en una de las series más inusuales del catálogo de la editorial Marvel: The Nam.
A lo largo de su trayectoria la casa de Spiderman y cia. ha hecho ocasionalmente hueco para otros géneros, relacionados con las modas imperantes del momento. Así, en la década de 1970 se abrió la puerta al terror (Tomb of Dracula) o las artes marciales (Shang Chi Master of Kung Fu). A mediados de los 80 la ficción en torno a la guerra de Vietnam hacía furor gracias a films como Platoon y La Chaqueta Metálica o series como Camino del Infierno. Observando un filón de público potencial, en Marvel decidieron publicar una serie sobre aquel conflicto. La clave del éxito estuvo en escoger con mucho cuidado a los autores.
El cargo de guionista fue entregado a Doug Murray, quien conocía de primera mano el tema al ser él mismo (al igual que el editor Larry Hama) veterano de aquel conflicto. Planteándose reflejar el día a día de sus protagonistas con la mayor verosimilitud posible, Murray realizó un esplendido trabajo alejándose del previsible esquema de panfleto propagandístico. Aunque no incidía en los aspectos más truculentos (el Comic´s Code no lo habría permitido) su narrativa huía del maniqueísmo de héroes intachables y villanos retorcidos, describiendo en cambio las experiencias de unos personajes de carne y hueso. Trufando sus diálogos de jerga bélica e incluyendo acontecimientos históricos en sus tramas, Murray repasaba diversos temas de la contienda: desde las patrullas diarias a la labor de las ratas de túnel, pasando por los permisos, la corrupción de los oficiales, las operaciones de bombardeo e incluso el punto de vista del Viet Cong.
Otro elemento destacable era el hecho de que las historias ocurrían en tiempo real, transcurriendo en la ficción un mes entre un número y el siguiente. Ello provocaba que más o menos cada doce números algunos personajes fuesen reemplazados por otros nuevos. De esa manera aunque la serie comenzaba en 1966 siguiendo los pasos del joven recluta Ed Marks y sus compañeros Rob Little, Mike Albergo o el sargento Polkow, la licenciatura o la muerte ocasionaba su reemplazo por otros como Ice Phillips, Andy “Esopo” Clark o Chandra Ramnarain entre otros. Personajes muy distintos, dotados de sus particulares dosis de triunfo y/o miseria pero con carisma suficiente para ganarse al lector. En el apartado gráfico la serie empezó por todo lo alto con el citado Golden, dueño de un estilo dinámico poco frecuente en aquel momento, pero que pronto empezaría a ganar adeptos célebres como Arthur Adams o Kevin Maguire. El detallismo y la expresividad de Golden se ajustaban a la perfección al realismo del guión, pero desgraciadamente abandonó la serie tras el nº 13. Su sustituto (excepto algún numero de relleno ocasional) fue Wayne Vansant, competente ilustrador que en ningún caso hacia olvidar a su predecesor. Iniciada con la intención de cubrir toda la participación de tropas estadounidenses en el conflicto, las señas de identidad del título se mantuvieron durante los primeros 45 números. Tras ellos Murray abandonó la serie siendo sustituido por Chuck Dixon. Pese a la buena mano de Dixon para esta clase de historias, su llegada desvirtuó la serie eliminando el enfoque de tiempo real, prescindiendo de personajes fijos e incluso introduciendo la colección en la continuidad Marvel al incluir dos historias de un Frank Castle pre-Punisher. Posteriormente los guiones pasaron a manos de Don Lomax, también veterano de guerra y autor asimismo de otro cómic sobre el conflicto (Vietnam Journal) que intentó recuperar el enfoque original. Para aquel entonces las ventas ya habían caído peligrosamente, muy lejos del medio millón de ejemplares del primer número y la serie fue cancelada tras 83 números.
Publicada en nuestro país sólo en su primera mitad (el 42 USA), actualmente está siendo recopilada en tomos por Marvel, lo que ofrece una nueva oportunidad para descubrirla. Y es que pese a estar un tanto olvidada a la hora de citar títulos de los 80, The Nam es una obra a reivindicar que aguanta bien la relectura después de todos estos años y no sólo gracias a la labor de Michael Golden.
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