Hellblazer Vs Constantine Dos versiones de nuestro bastardo favorito
ECC acaba de publicar las andanzas en el Nuevo Universo DC (nUDC) del mago inglés más conocido después de Harry Potter: John Constantine. Vamos a analizar las diferencias más significativas que van a encontrar los amantes del personaje entre su versión original surgida a finales de los 80 y esta nueva encarnación.
La edad:
Hellblazer duró 25 años, durante los cuales el personaje envejecía en tiempo real: comenzó teniendo 35 años en el primer número y 60 años en el número 300 con que acabó la serie. En “Constantine”, el personaje rejuvenece y recupera ese look treintañero con el que debutó en las páginas de “La Cosa del Pantano”.
El escenario:
John Constantine tiene una relación con Londres especial. Es el marco donde se sitúan la mayoría de sus andanzas, en sus calles sucias, en mansiones victorianas o en los bloques de los suburbios. Londres con sus maravillas y miserias es un personaje más de Hellblazer.
Jeff Lemire en Constantine toma una decisión arriesgada: mudarlo a Nueva York, ¡por una maldición que le impide estar en Londres! ¿Os imaginais a Batman exiliado de Gotham? Pues para los fans del personaje es el mismo impacto.
El género:
Hellblazer siempre fue un cómic de horror. Puede que con matices de denuncia social y de género negro, o incluso cierto humor macabro, pero siempre contando historias de terror sobrenatural. Constantine, sin embargo se decanta por el género superheroico sin tapujos ni complejos. ¡Hasta vemos al bueno de John dándose de mamporros con un demonio cual supertipo en mallas!
La magia:
La magia en Hellblazer huele a polvo, a hormigón, a fluidos corporales y humo de cigarrillos. Es una magia mundana, sin estridencias pero de consecuencias terribles y altos precios que pagar por sus favores.
En Constantine la magia es espectacular, como si de un superpoder se tratara, con abundancia de luces y pirotecnia.
La estética:
En Hellblazer gran parte de la estrategia para generar terror consistía en dibujar un entorno cotidiano donde irrumpía lo sobrenatural, insinuando que el mundo donde sucedían las historias no era, al fin y al cabo, tan diferente del nuestro.
En el Constantine nUDC la estética se contagia del universo superheroico que comparte. Papa Midnite pasa de ser un tipo trajeado que se viste de sacerdote Voodoo a un joven que perennemente va vestido como salido de un manga. Mister E presenta unos “molones” tatuajes” alrededor de sus cuencas vacías en lugar de parecer un predicador ciego. Incluso Sargón el Hechicero es reemplazado por su sexy y malvada hija (¡con su mismo nombre!).
Pero aunque no lo parezca, Constantine supone una vuelta al personaje como Moore lo concibió: completamente integrado en el Universo DC. Pero no explora los recovecos oscuros y sórdidos del mismo como en American Gothic, sino jugando en las mismas ligas y tramas que los superhéroes.
Por suerte la personalidad cínica y socarrona del personaje continúa, reconocemos a un viejo amigo, pero aún nos choca verlo en un barrio nuevo. ¿Cuánto respetarán de la vieja continuidad? ¿Habrá pasado dos años en el manicomio tras los sucesos de Newcastle? ¿Aparecerá su familia, su pasado como cantante punk? Esperemos que el guionista Jeff Lemire nos responda a esta y otras preguntas con el buen tino que lo está haciendo en otras series como Animal Man o Green Arrow.
Para muchos amantes del personaje su historia acabó en el número 300 de Hellbazer, veamos cómo se porta esta nueva versión del bastardo más entrañable del cómic.
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