El ¿Nuevo? timonel de Marvel
El 2011 se abre en Marvel con un gran cambio en su organigrama creativo. Después de una década, Joe Quesada se convierte en Jefe Creativo (cargo centrado en aspectos como las adaptaciones al cine o el merchandising) y cede su puesto de editor jefe a Axel Alonso. Habida cuenta de cómo la labor de Quesada ha marcado –para lo bueno y para lo malo- los cómics de la editorial en los últimos años, es lógico que interese poner a su sustituto bajo la lupa para intuir las líneas maestras por venir.
Sin embargo lo más interesante de ese análisis no es ver la proyección de futuro, sino descubrir cómo Alonso ya era una parte a tener en cuenta en el presente y pasado reciente de Marvel. El futuro editor jefe inició sus primeros pasos en el mundo del cómic a mediados de los años 90 como editor de la línea Vértigo de DC. Los últimos números de Doom Patrol y Animal Man y la breve serie regular de Kid Eternity fueron sus primeros trabajos. Pero su olfato para nuevos talentos e historias pronto comenzó a hacerse notar. El debut de Paul Jenkins en Hellblazer, los primeros trabajos de Ed Brubaker (Prez) y Ted Mckeever (Industrial Gothic) para DC, la reinvención de Blanco Humano o el lanzamiento de títulos fundamentales del sello como Predicador (Garth Ennis y Steve Dillon) y 100 Balas (Brian Azzarello y Eduardo Risso) se deben a su iniciativa, supervisión y estrecha colaboración con los autores.
Calidad, originalidad y riesgo. Tres elementos con los que Quesada esperaba realizar un lavado de cara a Marvel tras ser nombrado capo editorial. Era por tanto inevitable que contar con alguien como Alonso le tentase y pronto decidiese “robárselo” a la competencia. El fichaje de Alonso –concretado en 2001- tenía además un motivo adicional: aprovechar sus buenas relaciones con autores que hasta la fecha jamás se habrían acercado a Marvel. Gracias a su agenda autores de prestigio como Grant Morrison, Peter Milligan, Greg Rucka, Mike Carey o los ya citados Ennis, Azzarello o Brubaker llegaron e inyectaron nueva savia a la editorial. Propuestas tan notables como New X-Men, X-Statix o la línea MAX (Alias, Punisher, Supreme Power) crecieron y se desarrollaron bajo su supervisión. No contento con eso, Alonso devolvió a primera línea del mainstream a autores que ya parecían expulsados de ésta (Bruce Jones, Richard Corben, John Severin) y exploró otros campos creativos en busca de nuevas voces. Fue él quien recluto a J.M. Straczynski para escribir Amazing Spiderman (el resto es historia) siendo asimismo responsable de la llegada al cómic de novelistas como Charlie Huston, Greg Hurwitz, Duane Swierczynski o Victor Glischer. También estampó su firma en proyectos editoriales tan polémicos como Capitán América: la Verdad o tan peculiares como la antología Strange Tales (todo un quién es quién del cómic independiente USA) y fue la persona tras los relanzamientos de Pantera Negra, Caballero Luna y Motorista Fantasma. En la actualidad la principal labor de Alonso transcurría en la línea mutante. Pese a cierta sensación de estancamiento, no se le puede negar haber logrado mantener una calidad media bastante estimable y haber dado luz a propuestas tan espectaculares como Astonishing X-Men o tan sólidas y recomendables como la actual etapa de X-Factor. Alonso es asimismo el principal responsable tras el divertido y estimulante boom sufrido por Masacre en los últimos dos años.
Este laureado repaso nos lleva a pensar que el futuro creativo de Marvel está en las mejores manos posibles, pero también a realizar varias preguntas. Como, ¿cuántos de los supuestos logros atribuibles a Joe Quesada pertenecen en realidad a Alonso? ¿Y cuanto va a cambiar la situación si Quesada sigue siendo en la práctica el jefe? Tiempo al tiempo.
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