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La Atalaya del Vigía Comic Digital
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Hayao Miyazaki: No sólo animación crea el genio

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 27/11/2013
La Atalaya del Vigía

El pasado mes de Septiembre Hayao Miyazaki anunciaba su retirada del cine de animación. Con motivo del estreno de The wind rises (2013), su nuevo trabajo como realizador, el veterano creador (72 años) hacia finalmente definitivo lo que llevaba anunciando durante la última década: su edad y capacidad física ya no le permitían seguir afrontando su trabajo de la misma manera. Conviene señalar aquí que, a diferencia de otros realizadores de animación, el sistema de trabajo del co-fundador de Studio Ghibli incluía supervisar y corregir personalmente todos y cada uno de los dibujos de sus animadores, convirtiendo cada producción en un proceso extenuante no apto para débiles.


Con este anunció y el paso de los nuevos proyectos de Ghibli a sus pupilos más jóvenes, parecía que el genio detrás de Mi vecino Totoro (1988), La Princesa Mononoke (1997) o El Viaje de Chihiro (2001) se despedía definitivamente. Pero lo que el destino nos arrebata con una mano, suele acercárnoslo con la otra. Y esa agenda despejada de compromisos cinematográficos le ha permitido volver a dedicarse al manga, una faceta creativa menos conocida, más escasa y desarrollada de manera intermitente.


Conviene recordar que en Japón la línea que separa el comic de la animación es mucho más fina que en occidente, teniendo incluso una relación directa en la que muchos artistas saltan de un campo a otro cuando no lo compaginan directamente. En el caso de Miyazaki sus primeros trabajos en el mundo del comic datan de sus inicios como animador, publicando pequeñas historias cortas a finales de la década de 1960. No obstante su primera gran obra data de 1982. Considerado ya uno de los animadores punteros de Japón gracias a series como Heidi y Marco, la revista Animage magazine le propuso realizar una serie con total libertad.


El resultado fue Nausicaä del valle del viento. En calidad de guionista y dibujante, Miyazaki desarrollo lo que más tarde podrían identificarse como sus rasgos autorales: ecologismo, antibelicísmo, el poder de los sentimientos, personajes femeninos fuertes, mundos poblados por criaturas fantásticas, vehículos voladores… Todo ello plasmado con un trazo, tomado directamente del lápiz, de formas amables y luminosas pero tremendamente detalladas y con un dinámico enfoque de la narración gracias a ser publicado en un tamaño mayor. El éxito fue tal que pronto Miyazaki se vio obligado a adaptar su manga al cine, sentando las bases para la fundación de Ghibli. El gran éxito de la cinta y el inicio de otros proyectos de animación provoco que Miyazaki dilatase la publicación de la serie durante una década, no concluyendo definitivamente hasta 1994 y alcanzando siete volúmenes (la película adapta los dos primeros).


Entre medias de la publicación de Nausicaä, el Miyazaki mangaka publicó en 1983 Shuna no tabi, historia de aventuras publicada en un volumen a todo color. También realizó, durante el periodo 1984-1994 varias historias cortas recogidas en la antología Daydream data notes, uno de las cuales fue la base de su film Porco Rosso (1992). En tiempos más recientes ha firmado Otto Carius: doromamire no tora, A trip to Tynemouth y Kaze tachinu, historias sobre personajes históricos del periodo de la IIª guerra mundial. La última de ellas, sobre un diseñador de aviones de combate, acabaría dando pie a la que se ha convertido en su última película.



La obra de Miyazaki en el comic es breve e intermitente pero rebosante de una calidad que la hace merecedora de mayor repercusión. Dando muestras de su inquieta creatividad, el ahora jubilado realizador se ha embarcado en un comic aun sin título sobre samuráis ambientado en la era Sengoku (siglos XV-XVI d.c), una temática que hasta la fecha apenas había tocado y que demuestra que al genio aún le queda cuerda para rato.


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