La Cosa del Pantano: vida más allá de Moore.
De manos de Planeta llega a nuestro país una fastuosa edición de la etapa de La Cosa del Pantano escrita por Alan Moore. La cuarta que vemos en España tras las muy diferentes llevadas a cabo por Zinco, Norma y la propia Planeta. Es comprensible el afán por reincidir en el mercado con este material. Además de poseer una calidad fuera de toda duda, la labor de Moore en la cabecera fue el inicio para una serie de cambios fundamentales a la hora de hacer y leer comic mainstream USA, plantando la semilla (nunca mejor dicho) para muchas obras capitales que vinieron después.
El problema es que esa concepción de obra impoluta y definitiva que arrastra la etapa de Moore (Saga of the Swamp Thing 20-64 USA) ha condenado, de manera involuntaria e injusta, a todo el material restante a la etiqueta de plato de segunda. La idea mayoritaria es que todo cuanto existe alrededor del trabajo de Moore es tierra quemada pues o bien era un fallido ensayo preparatorio (las historias previas) o bien un intento de estirar o reciclar el trabajo del autor de From Hell sin llegar nunca a alcanzar sus cotas de excelencia (toda la obra posterior). Una impresión que parece ser compartida por lectores y autores (quizás esto último sea el problema) y que es rotundamente falsa.
De hecho, el propio Moore echa mano en su etapa del trabajo de sus predecesores recurriendo al trabajo de Lein Wein y Bernie Wrightson (creadores del personaje) para redefinir los orígenes del protagonista o cerrando argumentos creados en la etapa previa por Marty Pasko (Saga of the Swamp Thing 1-19) como la organización DDI y los personajes de Liz Tremayne y Dennis Barclay. Recientemente Planeta editó la etapa escrita por un entonces desconocido Mark Millar (140-171 USA). Se trata de cómics entretenidos, llenos de buenas ideas (la aparición de otros tipos de elementales, el viaje por diversas realidades alternativas, la ruptura con Abby) y competentemente dibujados por Phil Hester. Un trabajo de lo más recomendable y muy por encima de la opinión denostada con que suele definirse. El problema es que Millar –y con él sus lectores- jamás logra desquitarse del fantasma de Moore y evitar que en sus ideas se perciba cierto eco: ¿Qué Moore empezó diciendo que la Cosa del Pantano nunca había sido Alec Holland? La primera historia de Millar narra cómo Holland se despierta tras creer que era un ser vegetal. ¿Moore envía a su personaje al espacio para encontrare con la plana cósmica de DC? Millar lo manda de tour por las diferentes realidades del multiverso. ¿Swampy descubrió nuevas habilidades vegetales? Ahora pasa a dominar otros elementos. Esto no quiere decir que Millar se limite a hacer un remake, pero la sombra de Moore está ahí y su peso acaba por ser fatigoso.
También sometida a comparaciones injustas queda la etapa de Rick Veitch (65-87 USA), que incluía tramas tan interesantes como el enfrentamiento del protagonista con el Parlamento de los Árboles y una segunda Cosa del Pantano creada por estos, el nacimiento de su hija Tefé o una interesante saga de viajes en el tiempo que terminó abruptamente en medio de polémica. Ignoradas completamente quedan las etapas de Doug Wheeler (88-109 USA) con un nuevo viaje a los infiernos y la lucha contra el Gris (un ente vegetal alienígena) y Nancy A. Collins (110-139 USA). Incluso cuando algún autor decide cortar por lo sano y hacer algo totalmente diferente, desplazando el protagonismo a Tefé (el volumen 3, escrito por Brian Vaughan) el resultado es recibido con desinterés y nostalgia por tiempos pasados. En consecuencia, el Volumen 4 (de Andy Diggle y Joshua Dysart) volvió por fueros tradicionales pero, pese a su calidad, nunca logró alzar el vuelo durante sus 29 números de existencia. No es que fuesen malas historias. El problema es que cargaban con una losa tan pesada que hundía el barco sin darle siquiera oportunidad de salir del puerto. Y es que aunque algunos les pese –o así lo parece- la Cosa del Pantano es más que Alan Moore.
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