Batman: Espejo Oscuro

ECC recupera la primera gran historia de Scott Snyder para Batman

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Antes del “reseteo” del universo DC y la llegada de los por aquellos entonces Nuevos 52, la editorial encargaba los guiones de Detective Cómics a Scott Snyder -hoy al frente junto a Greg Capullo de la más éxitosa serie dedicada al caballero oscuro de la actual DC- en una etapa que se dividiría en dos arcos: Espejo Oscuro y Ciudad Hambrienta. Habiéndose publicado ya por ECC en 2012 la segunda mitad de los números, la editorial vuelve a hacer gala del cuidado con el que trata a sus lectores reeditando los primeros episodios (que fueron publicados en su día por Planeta) en una interesante edición en tapa dura. Además, ha prometido reeditar durante 2014 el arco Ciudad Hambrienta en formato cartoné, de modo que los coleccionistas tengan la edición que se merece esta etapa.

Pongámonos en situación. Bruce Wayne ha decidido ampliar su franquicia, encargándose de que en cada rincón del globo haya un hombre murciélago, lo que ha dejado a Dick Grayson encargado de portar la capucha en esta tanda de episodios. Snyder aprovechará esta decisión editorial para dotar al personaje de una humanidad y cercanía de la que otros autores le despojaban, lo que se pone de manifiesto en su relación con Alfred.


Dos son las tramas que tienen lugar en el tomo, la primera con los lápices de Jock -centrada en la presentación de El Tratante, personaje al frente de una peculiar casa de subastas especializada en objetos pertenecientes a supervillanos- y la segunda, con Francesco Francavilla al dibujo, se ocupará de contarnos una turbia historia que ha tenido lugar en el pasado del comisario Gordon. Aunque esta última parte se publicó originalmente como complemento de la primera, su calidad es incuestionable y, a ratos, supera incluso a la trama central.


Aunque ambas historias transcurren de forma paralela, se han publicado muy acertadamente de manera sucesiva, lo que hace que se entienda mejor y a lo que contribuyen, sin duda, los personales estilos de sus dibujantes, que pasan de la oscuridad de Jock a la luminosidad de un Francavilla que a ratos recuerda al David Mazzucchelli de Año Uno. Destaca también la vuelta de Snyder a las raíces del personaje, que hace honor al título de la serie al centrarse en una historia de detectives.


Un muy recomendable tomo, ideal para convertirse en la primera lectura de aquellos que nunca se han acercado al personaje, y que cuenta en el apartado gráfico con dos de los más personales artistas del panorama actual.