El Caballero Luna regresa… otra vez

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La publicación en España de la nueva cabecera del Caballero Luna coincide con la noticia de que el personaje va a ser relanzado próximamente por el prestigioso dúo Brian Bendis y Alex Maleev. Una operación bastante discutible por varios motivos.

Hace ya casi un lustro Marvel decidió devolver a primera línea a un personaje al que, dejémoslo claro, solamente Doug Moench (su creador) parece saber sacarle todo el partido. Tras un lamentable conato de muerte en los 90 –victima de unos guiones aún más lamentables- y un par de miniseries a cargo de su padre literario, el personaje sobrevivía a base de ocasionales apariciones especiales. Marvel tuvo el buen ojo de encargar el relanzamiento del personaje al novelista Charlie Huston, cuya labor no dejó indiferente a nadie. El Marc Spector de Huston era un hombre acabado física y mentalmente. Apartado de sus amigos y aliados, radicalizado en sus métodos –capaz de violencia extrema sin pestañear- y con una tambaleante cordura que se manifestaba en las ¿charlas? ¿alucinaciones? con Konshu, el dios egipcio lunar. Toda una sacudida a la tradición que se hizo extensiva al resto de personajes –como ese Frenchie mutilado y recién salido del armario- y que venía acompañada por el visceral y agarrotado trazo de David Finch. El televisivo Mike Benson tomó el relevo, manteniendo el perfil inestable del protagonista y haciendo un inteligente uso de la continuidad del protagonista –los regresos de Medianoche y Espectro Negro- y del universo Marvel (Civil War y el acta de registro, Osborn y Reinado Oscuro), gozando de los siempre bienvenidos servicios de Mark Texeira.

Con La Venganza del Caballero Luna, Greg Hurwitz toma ese trabajo previo y lo lleva a su lógica evolución, con un Caballero Luna mentalmente recuperado que lucha por recuperar su antiguo status mientras repara errores pasados. Pero la esmerada labor de Hurwitz y sus dibujantes (Jerome Opeña y Juan José Ryp) no ha evitado que la serie sea cancelada tras solo diez entregas. ¿La razón? El anuncio de Bendis de hacerse cargo del personaje y reinventarlo por completo, ante lo cual solo podemos preguntar ¿Eso no lo estaban haciendo ya? El anuncio de este nuevo equipo creativo tiene sus partes buenas y malas. Por un lado, en la memoria de los lectores está –o debería estar- la larga y superlativa etapa que Bendis y Maleev desarrollaron en Daredevil. Sin embargo al otro lado tenemos su publicitada y largamente esperada serie de Spiderwoman, un bluff como la copa de un pino que se saldó con un Bendis abocado a la vacuidad argumental achacada por sus detractores (¿De verdad hacían falta siete números para contar eso?) y un Maleev quemado por el aumento de trabajo que supuso la adaptación a medios digitales. A eso se añade que el dúo acaba de lanzar Scarlett, una serie de creación propia y en teoría abierta, poniendo en duda que el meticuloso dibujante sea capaz de ocuparse de dos cabeceras regulares.

Visto a nivel editorial es comprensible que Marvel (siempre con un ojo en las ventas) ceda a los caprichos de Bendis, su máximo activo a nivel argumental con el permiso de Millar y Brubaker. Pero resulta bastante triste que la sólida labor de Hurwitz y sus inmediatos predecesores -a la que se le adivina mucho que aportar aún- sea frenada y relegada a segundo plano por una obra que en principio ya parte con un enfoque polémico (Spector otra vez con problemas de identidad y adoptando la personalidad de otros superhóroes). ¿Nepotismo? ¿Cuestión de marketing? Quién sabe. A título personal preferiría que puestos a cambiar innecesariamente de guionista en Marvel se acordasen de Moench.