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La Atalaya del Vigía Comic Digital
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Ronin de Frank Miller: El Autor sin Amo

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 12/03/2014
La Atalaya del Vigía

Dentro de la trayectoria de Frank Miller Ronin supone un punto y aparte de importancia capital. No sólo por sus propias virtudes. También por dar inicio a una serie de elementos que marcarían la evolución de su obra posterior y la del cómic USA del momento.

Gracias al éxito de su etapa en Daredevil, en apenas tres años Miller había pasado de ser un joven dibujante desconocido a convertirse en uno de los autores más sólidos y cotizados por las grandes editoriales. Aprovechando esa coyuntura decidió concentrar sus esfuerzos en la elaboración de una obra mucho más personal. Miller, por mediación de colegas como Howard Chaykin y Walter Simonson, comenzó a ampliar su marco creativo con influencias procedentes del manga japonés (El Lobo Solitario y su cachorro) o la vanguardia del cómic europeo representada por Metal Hurlant (Moebius y Phillipe Druillet), que abrieron su mente a otras formas y modelos narrativos.

Frank Miller dio rienda suelta a sus intereses por la cultura japonesa, las artes marciales y el cyberpunk futurista en una de sus obras más personales


Fascinado previamente por la estética oriental y las artes marciales desde su trabajo en Daredevil, todos esos elementos fueron tomando forma en su mente para acabar dando forma a una historia de ciencia ficción sobre un samurái deshonrado del siglo XIII que sacrifica su vida para vengar el asesinato de su maestro a manos de un demonio multiforme llamado Agat. Ocho siglos después, ambos son devueltos a la vida en una Nueva York futurista y decadente, gobernada por una megacorporación privada y habitada por bandas de delincuentes y mutantes. Un regreso en el que nada es lo que parece y donde un joven sin extremidades y poderes psíquicos llamado Billy Chalas juega un papel fundamental.

Miller sigue demostrando en esta obra sus inigualables capacidades narrativas


Inscrita en la recién nacida corriente cyberpunk nacida al calor de Blade Runner y Neuromante, la obra supuso la consolidación de varias de las constantes argumentales y estéticas que caracterizarían el trabajo de su autor, elaboradas ahora sin las limitaciones impuestas por Marvel. En Ronin se dan cita el heroísmo y la redención a través del dolor y el sacrificio, personajes femeninos de carácter fuerte e independiente, ambientes decadentes de serie negra, el descreimiento político y la deshumanización de la sociedad, escenas de gran violencia explicita y carga sexual… Un conglomerado que preludia el tono de obras posteriores como Born Again, Elektra Assasin, El Retorno del Caballero Oscuro o Sin City y que -en el momento de su publicación en 1983- resultaba tan sorprendente como escandaloso para el cómic mainstream.


Ronin también supuso un salto cualitativo para el Miller dibujante, despegándose de la marcada influencia de Will Eisner que le caracterizaba. Su trazo adquiere rasgos más abigarrados y “sucios”, alejándose de la sencillez y limpieza académica previa. Y sus composiciones de página se vuelven más arriesgadas y experimentales. Si previamente Miller había logrado que guión y dibujo se compenetrasen perfectamente, aquí se vuelven un todo indivisible, dando pie a secuencias cargadas de lirismo y ambigüedad narrativa –el paseo a caballo de protagonista por Central Park, la pelea a oscuras en las cloacas, los saltos entre realidad y ficción en la mente de Billy Chalas- donde cuesta marcar el límite entre ambas disciplinas. Algo reforzado por la versátil y estudiada labor de la colorista Lynn Varley, en lo que fue el inicio de una larga relación personal –estuvieron casados durante dos décadas- y profesional con Miller.

La obra está repleta de escenas dominadas por el lirismo y ambigüedad narrativa


Ronin fue asimismo rompedora en cuanto a su publicación, siendo no sólo unas de las primeras series limitadas del mercado USA, sino también de las primeras obras publicadas por DC que permitían a su autor conservar los derechos sobre la misma. También fue uno de los primeros títulos realizados para el naciente mercado de venta directa, editado en papel satinado e inaugurando el llamado formato prestigio. Elementos todos ellos de uso común desde hace años pero que, en el momento de su aparición, sentaron varios precedentes para trabajos posteriores. Reeditada por ECC, Ronin mantiene intactas sus virtudes después de treinta años, pero además se antoja como una obra básica para entender la renovación del comic americano a partir de los ochenta.

El enfrentamiento entre el samurái y el demonio Agat tendrá consecuencias inesperadas


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