Y, El Último Hombre #7: Muñecas de Papel El poder de la prensa en un mundo sin hombres
Y, El Último Hombre #7: Muñecas de Papel USA - 2014 Guionista:Brian K. Vaughan Dibujante:Goran Sudžuka, Pia Guerra
Editorial:ECC Ediciones -
144 páginas - color
Precio:13,95€
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El paso del tiempo. Para algunas colecciones, como la mayoría de títulos de Marvel y DC, el paso del tiempo a la hora de mantener la continuidad es un gran handicap: los lectores crecen y maduran, pero sus personajes no siempre hacen lo mismo, en constantes intentos por preservar su carisma y personalidad. En cambio, para otras colecciones, el mostrar el paso del tiempo en sus personajes, cómo les afecta esta variable, es parte intrínseca de la serie, característica esencial para comprender su desarrollo y lo que el autor o autores quieren expresar. Este segundo caso es el que tenemos en Y, El Último Hombre.
Siete volúmenes han pasado desde el comienzo de la odisea de Yorick Brown y, pese a algunas irregularidades, el trabajo de su creador Brian K. Vaughan se demuestra una vez más como intemporal y ejemplar. Porque el paso del tiempo, como decíamos, también afecta a la consideración que tenemos los lectores de una obra, y que años después se pueda disfrutar de esta serie como el primer día indica el cuidado y el detalle que puso el norteamericano en su recorrido. Además de como un hábil narrador, Vaughan se confirma aquí como un gran "ingeniero", cuando tiene por delante el difícil trabajo de armar diferentes temáticas en un título que aparentemente tenía en su inicio únicamente una premisa post-apocalíptica.
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El guionista continúa usando sus divertidas referencias culturales en los momentos de máxima tensión |
Pasados ya el análisis de la sexualidad de los personajes o de la jerarquía de poder en esta nueva sociedad, el guionista norteamericano se centra en los números que forman parte de este tomo en el papel que juega el cuarto poder, la prensa, en un mundo sin hombres. Es muy interesante la reflexión final que realiza el premiado autor, pues tiene mucho que ver con el momento en el que vivimos, lo efímero de las noticias, la credibilidad de los medios de comunicación y su capacidad para crear mitos y generar opinión entre la población. Todo ello, sin olvidar las ya habituales referencias a la cultura popular, que otorgan pequeños momentos de distensión, muy necesarios como contrapunto de las también habituales duras escenas. El autor no hace concesiones a ningún género: utiliza todas las armas que tiene a su disposición para, aún a estas alturas de la serie, tratar de seguir sorprendiendo al lector.
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Ampersand, el otro protagonista masculino de la serie, también deberá luchar por su supervivencia en este volumen |
Con rumbo fijo pero constante, Vaughan no se olvida sin embargo del pasado. El uso de los flashbacks y de los símbolos se hace mayor en estas páginas. El pasado de la Agente 355 vuelve a ser protagonista, con los orígenes y su inicio en la misteriosa organización a la que pertenece. Es curioso lo de este personaje: su importancia es tan grande como la frialdad que despierta pero, por alguna razón, guarda en su interior un carisma especial, ya sea por las decisiones que ha ido tomando o por las sorpresas que nos ha dado, que la convierten en una de las favoritas de los aficionados. Podemos observar además un paralelismo claro con la actualidad y con un personaje que ha compartido mucho con 355, la doctora Mann que, sin saberlo, está inmersa en otra trama de espías cuyo final no alcanzamos a adivinar.
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La Agente 355 tendrá nuevos flashbacks a sus inicios en la misteriosa organización a la que pertenece |
El leitmotiv de todos estos acontecimientos es la búsqueda, una vez más, de Beth, la perdida novia de Yorick en Australia. Las piezas de este gran puzle dispuesto por Vaughan van colocándose poco a poco, pero parece que aún tardaremos un tiempo en ver el reencuentro entre ambos a pesar de la insistencia del último hombre vivo. Para compensar, en paralelo a la trama principal, echamos la vista a los lados para conocer qué ha sido de Hero Brown. La hermana de Yorick continua su redención, encontrándose esta vez con otra vieja conocida de todos los lectores... y con los restos de la Iglesia católica, aún desesperados por encontrar al nuevo representante de Dios sobre la Tierra. Se trata de un número muy especial, cuyo original desenlace nos permite encariñarnos más con Yorick y con todos los que le rodean. Exactamente el mismo caso que con el ejemplar que cierra el volumen, centrado en el destino de la clave de todo este relato: el mono Ampersand
En la parte gráfica, Pia Guerra, a la que hemos tenido de visita en España hace unos días por medio del Salón del Cómic de Barcelona, se toma un pequeño descanso y es el croata Goran Sudžuka el que le sustituye una vez más. Su trazo continúa siendo totalmente funcional, complemento perfecto para el realismo que aplica su compañera artística a todas las líneas argumentales. Se aprecia eso si una evolución a la hora de narrar secuencialmente la historia, en un tono cada vez más cinematográfico que hasta se permite alguna splash-page.
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