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Coleccionable Spiderman #2: Percepciones Comic Digital
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"¡Somos el gobierno! ¿ O es que no ve Expediente X? " Henry Gyrch a Betty Banner / Hulk vol. 3 #4
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Coleccionable Spiderman #2: Percepciones

Todd McFarlane lleva al Hombre Araña a su terreno... y a Canadá

Un artículo de Mario de Olivera - Introducido el 30/05/2014
Etiquetas: spiderman / / Marvel / Superhéroes /

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La gente de Panini sigue empeñada en apelar a la nostalgia más primaria de los aficionados al cómic. Si no fuera bastante con la línea Marvel Gold, encargada de rescatar el material más vetusto y clásico de la editorial, ahora empieza a dar sus primeros pasos en el terreno de los tebeos algo más modernos, finales de los 80 y 90 en general. De esta manera, ya han desfilado por su hojilla de novedades títulos como La Canción del Verdugo, el Daredevil de Ann Nocenti y John Romita Jr, la maravillosas Secret Wars II o este Spiderman de Todd McFarlane, todo un salto de fe buscando a esos lectores que disfrutaron en su momento de estos tebeos y, ¿por qué no?, intentando captar a las nuevas generaciones que desconocen el trabajo del canadiense.

Todd McFarlane sigue conviertiendo a los enemigos de Spiderman en la galería de villanos más tétrica y desequilibrada de la historia de Marvel


Una vez hechas las presentaciones pertinentes en la primera entrega de este mini coleccionable, ya nos podemos hacer una ligera idea por dónde van a ir los tiros del título. Un McFarlane desatado intentará crear una suerte de Marvel Team-Up en la que juntar en una misma historia a Spiderman con algunos de los superhéroes más famosos de la editorial o, al menos, con una selección lo suficientemente conocida por el gran público que el bueno de Todd quiera dibujar... Al fin y al cabo, Marvel le dio plenos poderes para que hiciera y deshiciera a su antojo.

Poses imposibles, enemigos psicopatas en grado sumo y una Mary Jane tan voluptuosa como insustancial siguen siendo seña de esta etapa


Dicho y hecho, en este Spiderman: Percepciones nos vamos a encontrar dos arcos argumentales que aglutinan la flor y nata de la Casa de las Ideas. En el primero de ellos podremos ver como nuestro lanzarredes favorito comparte protagonismo con el Motorista Fantasma y con el Duende, viéndose forzado a usar a este villano debido a los problemas de continuidad que hubiese supuesto emplear a su contrapartida verdosa y original portador del nombre, primera opción del autor. El iracundo y desequilibrado enemigo pretende erradicar el mal de la Tierra y para ello intentará que un niño se una a su causa, adoptándolo como su discípulo. Para intentar frenar sus intenciones entra en escena el Motorista que ha puesto su punto de mira sobre el monstruoso sujeto. Spidey se verá en el centro de todo, teniendo que salvar al infante y frenar al anti héroe que, con sus expeditivos métodos, está llamando la atención más de la cuenta.

El autor llevará a nuestro protagonista a Canadá


En la segunda historia podremos ver como Peter Parker es enviado por el Daily Bugle hasta Canadá para cubrir una noticia referente a unos asesinatos. Una vez allí, descubre que la criatura conocida como el Wendigo podría estar detrás de los horribles crímenes. ¿Quién le echará una mano a nuestro intrépido héroe? Estando Canadá de por medio es lógico que Lobezno sea el elegido, además de lo bien que se vende cualquier producto donde aparezca el mutante de las garras. Ambos arcos estuvieron rodeados de una tremenda polémica al juntar, en un mismo guión, angelicales y tiernos niños con sórdidos asesinatos de gran violencia, pero bueno, eran otros tiempos y la permisividad de los editores era algo mayor.

El McFarlane guionista sigue haciendo lo que puede, intentado hilar una historia en la que poder dar rienda a todo su potencial de oscuridad y barroquismo. Es en el terreno artístico donde más destaca el autor, por mucho que sus detractores sigan intentando ponerle pegas a su espectacular estilo ya que tanto el Duende, el Wendigo como el Motorista Fantasma lucen más tétricos y terroríficos que nunca. Capas, cadenas, capuchas, pelaje asilvestrado, chaquetas de cuero, fuego y cantidades ingentes de telaraña, elementos que el revolucionario dibujante hizo suyos, convirtiéndolos en señas de identidad de un estilo, que para bien o para mal, cambió el concepto de los comics para siempre.


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