Cuando el Jueves tocó (demasiado) los Borbones
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Resulta bastante triste que cuando un cómic patrio acapara una atención mediática multitudinaria sea por cuestiones ajenas a su calidad artística. El pasado jueves 5 de junio, el número 1932 del semanario satírico El Jueves (conocida como la revista que sale los Miércoles… hasta ahora) se publicaba con un día de retraso desatando la polémica por su portada. No por su contenido, sino por su condición de sustituta. La imagen, que satirizaba al reciente eurodiputado Pablo Iglesias, suplía a la inicialmente prevista (adelantada en la web de la revista) protagonizada por Juan Carlos y Felipe de Borbón aludiendo de forma jocosa a la abdicación del primero. La excusa inicial para el cambio fue un error de imprenta, sin embargo rápidamente la red empezó a bullir de informaciones que apuntaban a un claro caso de censura editorial.
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El último número de la Revista que Sale los Miércoles llegó a los quioscos el jueves |
Pero antes de continuar, un poco de historia: creada en 1977, la revista El Jueves fue hija de la nueva ola del cómic español originada a partir de la Transición. Siempre con una mirada burlona e incisiva hacia la realidad española, El Jueves se ha mantenido inasequible al desaliento, sobreviviendo a modas y cambios en el sector editorial, consolidando un público lector ajeno al medio y manteniendo la tradición de la revista de cómic en España mientras sus semejantes (El Papus, Cairo, Zona 84, El Víbora) iban desapareciendo hasta convertirse en la única representante (cabeceras como TMEO ó Mongolia carecen de su difusión y/o repercusión). El pasado 2013, sin ir más lejos, El Jueves se convertía en la revista de humor más longeva de la historia editorial española.
Criadero de algunos de los mayores talentos de humor gráfico patrio, no es la primera vez que El Jueves se da de bruces contra la censura debido a contenidos relacionados con la monarquía española. En 2007 una portada que mostraba los príncipes de Asturias manteniendo relaciones sexuales hizo que dicho número fuese secuestrado por orden de la audiencia nacional –un caso de censura de una publicación que no se había dado en décadas-, imponiendo una multa a los autores de dicha portada por injurias. Curiosamente, no parecía haber ningún problema con los contenidos interiores que, desde la creación de la publicación, han satirizado miembros de la familia real en innumerables ocasiones con mayor crudeza. Es más, la revista ha llegado a crear una cabecera (Pascual, Mayordomo Real) y editar recopilaciones (Tocando los Borbones) dedicadas exclusivamente a parodiar su imagen.
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El Jueves ya ha tenido sus encontronazos previos con la censura española |
Sin embargo la nueva polémica por una portada parece aún más peliaguda. La censura proviene en este caso de instancias editoriales, impuesta por el grupo editorial RBA (propietaria del 60% de la cabecera desde 2006) que asimismo ordenó destruir miles de ejemplares ya editados con la portada original. Aún ignorando si dicha decisión obedece a presiones desde los estamentos del poder, resulta lamentable como este caso de auto-censura torpedea no solo uno de los principales derechos de la Constitución Española (artículo 20) respetados por la propia monarquía. También zancadillea la creatividad de una cabecera emblemática de la historia del cómic español, último bastión de una forma de hacer y entender el comic en vías de extinción.
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Estandarte del humor patrio, la revista siempre ha mantenido su carácter mordaz con su representación de la Familia Real |
En respuesta a semejante atropello buena parte de los autores más destacados de la cabecera -Albert Monteys, Manel Fontdevilla, Paco Alcazar, Manuel Bartual, Guillermo Torres, Bernardo Vergara, Luis Bustos ó Malagón entre otros- han abandonado la cabecera en bloque. Una postura ética digna de aplauso pero no exenta de incertidumbre para el lector. Y es que, aparte de la cabecera protagonista y su sello de recopilatorios (Pendones del Humor), el tipo de cómic cultivado por estos autores parece destinado en nuestro país a cauces marginales de difícil acceso. La autoedición o el medio digital son a priori las opciones más posibilistas. Esperemos que todo este asunto no signifique el clavo final en el ataúd del humor gráfico español.
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