Iron Man Noir Steampunk de serie negra
Iron Man Noir EE.UU - 2010 Guionista:Scott Snyder Dibujante:Manuel Garcia
Editorial:Panini -
96 páginas - color
Precio:10
1939. Tony Stark es el más popular explorador del mundo responsable del descubrimiento de numerosas reliquias legendarias. Su última búsqueda le lleva a la perdida Atlantis, donde espera encontrar una cura a su dolencia cardiaca. Sin embargo no es el único tras la pista de los secretos del continente perdido.
Esta nueva propuesta de la línea Marvel Noir difiere notablemente de las vistas hasta la fecha. Frente al filtro del género policiaco imperante en otras entregas, el guión de Scott Snyder (American Vampire) atesora un sabor netamente pulp, con Indiana Jones como principal referente. El guión mantiene en todo momento las características fijas del personaje, como su carácter desenfadado y atrevido, el perfil tecnológico –con una armadura de diseño retro- y la aparición de secundarios como James Rhodes, Peeper Pots o Jarvis. Pero al mismo tiempo consigue integrarlo sin estridencias en una trama digna de un antiguo serial por entregas. Comenzando con un prólogo que homenajea al de En Busca del Arca Perdida y pasando por la presencia de los nazis como villanos de la función o la aparición de Atlantis, la sombra del dúo Spielberg/Lucas es notable.
El cambio de modelo también se hace extensible al apartado gráfico. Así, los dibujos de Manuel García (Thunderbolts) marcan las distancias con respecto a lo ya visto en la línea noir, abandonando los trazos cargados de texturas y los juegos de luces y sombras presentes en la revisión de personajes como los X-Men o Daredevil.
El resultado es un entretenido pastiche con curiosas versiones de viejos conocidos de la editorial como Namor o Madame Máscara, así como alguna que otra sorpresa inesperada –como la identidad de la versión noir del Barón Zemo-. Con sus homenajes continuos a la literatura pulp, acción en localizaciones exóticas y elementos típicos del género –piratas, castillos, ruinas ancestrales, zepelines- la historia recuerda por su tono e intenciones al Rocketeer de Dave Stevens, algo extensible al diseño retro de la armadura del protagonista. El resultado son 96 páginas que se pasan volando y dejan un agradable recuerdo. Prueba de ello es que el lector nunca llegue.
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