Heroínas de carne, hueso y férrea voluntad O de cómo la postmujer le robó protagonismo al superhéroe
Ambigüedad variable
Pero, como las relaciones ideales no están hechas para durar, la perfecta pareja de justicieros de Smallville quedará reducida a mera anécdota por culpa del deber y un Luthor vengativo que la llevará a convertirse en la chica kryptonita. A partir de este momento, las relaciones entre personajes femeninos y masculinos comenzarán a caminar por unos derroteros, cuanto menos, interesantes, siendo la supuesta villana, Tess Mercer, el definitivo hallazgo de la serie. Implacable, fría y turbulenta, la sucesora de Luthor juega con fuego y no tiene miedo a quemarse. Cierto es que el elenco de guionistas le construyó un pasado traumático para justificar sus acciones, pero no termina de quedar claro si esa es otra de las muchas cortinas de humo de Tess o el origen de su ambigüedad moral.
Una ambigüedad, por otra parte, muy de moda entre algunos autores a la hora de jugar con la escala de grises, especialmente en el cómic sobre villanos que Gail Simone lleva perpetrando cerca de año y medio. Secret Six está en la onda de la depredadora Mercer en el sentido de que, tanto los unos como la otra, se sostienen sobre unos parámetros alejados de los clásicos del género -como pueden ser la locura o el estrés postraumático-. Lidera el grupo Scandal Savage, hija del villano inmortal Vandal Savage, y una propuesta de personaje que se asemeja bastante a los buenos tiempos de la Reina Blanca -los de La Patrulla X de Morrison y Joss Whedon-, cuando la telépata diamantina no terminaba de aclarar en qué parte del tablero estaba.
Savage añade a la lista de novedades en el bando de las malas su homosexualidad, rasgo que comparte con otra novata -Batwoman- y que introduce una nueva variable en la ecuación que no podemos desdeñar: la representación de las dinámicas de poder dentro del grupo sin la tensión eminentemente heterosexual de la que tanto se ha valido el cómic de superhérores. Porque, admitámoslo, si tenemos que escoger un termómetro para demostrar que los tiempos están cambiando, el de la sexualidad es el más preciso y evidente de todos los de la lista; aunque también hay otros.
Girls just want to have fun
Desde que guioniza para DC, Gail Simone ha popularizado que las superheroínas dejen la gravedad maternal a un lado para habitar esa actitud divertida y peleona que parecía habérseles negado a medida que entraban en la treintena. En esta reconquista de las malas maneras, las contestonas, las maleducadas y las cañeras no dejan de ser consideradas "de las buenas" por mucho que escupan sobre las tumbas de las generaciones pasadas; la responsable, en gran medida, de este cambio es la serie Aves de presa, colección fetiche y laboratorio particular de Simone en lo que a asuntos de superheroínas se refiere; la misma que ha inspirado ese reflejo invertido que es Sirenas de Gotham (Paul Dini y Guillem March) y que nos descubre a unas Catwoman, Poison Ivy y Harley Quinn compañeras de guarida y aventuras.
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