Reseteos arácnidos (Parte II)
Con la publicación en nuestro país de Un Momento en el Tiempo Joe Quesada vuelve sobre sus pasos para aclarar y ¿arreglar? todas las incongruencias de la polémica historia Un Día Más. Tras la saga que devolvía la soltería a Peter Parker de una forma tan (absurdamente) fantástica como problemática –en lo referido a la continuidad- se han sucedido tres años en los que Spiderman se ha movido por un nuevo escenario, lleno de caras nuevas y alguna que otra recuperada del pasado. Sin embargo, los puntos oscuros y la incredulidad de los lectores por la maniobra efectuada han motivado -¿u obligado?- a aclarar de una vez por todas las incongruencias con resultados bastante discutibles.
Empecemos por la parte buena. En el haber de Un Momento en el Tiempo destaca el cuidado encaje de bolillos realizado por Quesada con la continuidad de los últimos 25 años. En concreto su relectura del Annual 21 –el de la boda del personaje- y como aprovecha los huecos del mismo para insertar los argumentos que necesita. A lo largo de la narración se insertan perfectamente páginas de dicha historia con escenas cuidadosamente dibujadas por Paolo Rivera en estilo retro. También es notable su desarrollo de personajes, sacando gran partido de momentos como el primer encuentro entre Peter y Mary Jane tras la no-boda. Es especialmente acertado el retrato de esta última siendo ella -y no Spiderman- quien conduce esta historia y da pie a los momentos más emotivos. Asimismo destaca el cuidado uso de herramientas ya existentes para explicar el reseteo. Frente a la descarada excusa pergeñada por Quesada y Straczynski, aquí se recurre a una explicación igualmente fantástica pero mucho más razonable para conseguir que todos olviden la identidad de Peter Parker tras su “salida del armario” en Civil War. Que Quesada haga referencia a los casos similares de El Vigía, Dr. Extraño o Iron Man demuestra que ha hecho sus deberes. Gracias a ello se explican situaciones como que, después de 50 números viviendo en la Torre de los Vengadores con su familia, los demás miembros del grupo se den cuenta de que no conocen ni el nombre ni la cara del héroe arácnido. En última instancia incluso el propio “mefistazo” es eliminado, pues Quesada muestra que no fue el diablo quien salvó a la tía May ni deshizo el desenmascaramiento del personaje.
Sin embargo la historia también tiene una presencia considerable en el apartado de los defectos. Quesada consigue explicar que, pese a la no-boda, todas las historias de Peter y Mary Jane como pareja de los últimos cinco lustros se mantienen. Algo que funciona mientras no se lea ningún comic de esa época. Porque, si dichas historias siguen ocurriendo tal y como lo hicieron en su momento, ¿cómo explicar todas las referencias que contienen al matrimonio y salen de su boca o la de otros personajes? No se puede. Al igual que no se puede explicar la vuelta a la vida de la tía May de una forma tan peregrina (lo de “amor” como excusa suena tan pobre como lo era el “es magia” de Un Día Mas). Eso por no mencionar los numerosos cabos sueltos que deja respecto al “mefistazo”: ¿Recuerda Peter el encuentro con Mefisto? ¿Lo recuerda el propio Mefisto? Y si es así, ¿por qué no impide que le estafen?
Un Momento en el Tiempo se revela por tanto como un competente zurcido. Sin embargo, por bueno que sea, un zurcido sigue sin deshacer un destrozo. Cosa lamentable si se tiene en cuenta que en primer lugar no había razón alguna para dicho destrozo. Si se quería que Spiderman recuperase la soltería habría bastado con una separación o un divorcio en lugar de una trama digna del Bill Murray de Atrapado en el Tiempo. En un universo donde ni la muerte es definitiva, ¿lo son los votos matrimoniales?
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