El reinicio de DC
¿Por dónde empezar? Bufff, lo cierto es que la noticia tiene mucha tela que cortar en varios frentes. Finalizado esa suerte de What if llamado Flashpoint, DC relanzará todos sus títulos desde el número 1, publicados simultáneamente en formato papel y digital. Una atrevida apuesta cara a captar nuevos lectores y a abrirse al cada vez más pujante campo de las nuevas tecnologías. Más allá de preferencias personales (el valor de la numeración tradicional, que el lector de cómic siga prefiriendo o no el papel antes que el E-book o el I-Phone) se trata de una apuesta positiva y admirable para dar relevancia a un medio y proporcionar su acceso a otros públicos, cosa que nunca está de más.
Lo verdaderamente polémico y que tiene a todos los aficionados en ascuas es que ese reseteo va más allá de lo meramente editorial y alcanza de lleno al plano creativo. Por un lado se vaticina un cambio de enfoque, buscando mostrar el lado más humano y terrenal de los personajes e implicarles en temáticas realistas y de actualidad. Se abandonaría entonces la visión que, en líneas generales, DC ha ofrecido de sus personajes (de los más populares, al menos), presentándolos como entes divinos más cercanos a la mitología que al hombre corriente (Kingdom Come o la JLA de Grant Morrison serian buenos ejemplos de ese tratamiento). Por otro lado, de una forma aún no revelada, la cosa apunta a que las 52 nuevas series de la editorial (¿Tendrá relación con el nuevo multiverso?) harán borrón y cuenta nueva, reiniciando la continuidad desde cero con nuevos trajes, nuevas historias y quien sabe cuántos cambios más. Al menos eso parece extraerse de las declaraciones de Dan Didio al asegurar que “ésta era una oportunidad para empezar, no al principio, pero sí en un punto en el que nuestros personajes serán más jóvenes y las historias serán contadas para las audiencias de hoy en día”.
¿Personajes rejuvenecidos? ¿Partes de la continuidad desechadas y otras no? Es pronto para juzgar sin haber visto aún nada salvo unas ilustraciones promocionales, pero a priori existen aquí dos posibles problemas. El primero es que el enfoque de héroes con pies de barro es más propio de Marvel que de DC, con lo que se traicionaría una de las principales señas de identidad de la editorial. El segundo –y más grave- es tirar por la borda todo lo que ha sido este universo de ficción desde hace años. Al posible nuevo lector eso le da igual, pero todos aquellos con un mínimo de experiencia no pueden evitar sentirse marginados en cierta forma. No es la primera vez que DC resetea en bloque su universo de ficción. Crisis en las Tierras Infinitas no se diferencia mucho de lo que supone este reboot. La diferencia es que en aquella ocasión fue por necesidad (el multiverso DC estaba tan desmadrado que ni los propios autores se aclaraban) mientras que ahora todo estaba (o parecía estarlo) perfectamente delimitado. Pienso por ejemplo en todos los hallazgos de Morrison en su actual etapa de Batman (Damian, la corporación Batman, etc). Si Batman vuelve a ser un veinteañero solitario, ¿dónde quedará todo eso?
Dentro de este panorama catastrofista hay sin embargo motivos para la esperanza. El principal es que Geoff Johns sea el hombre a cargo del desarrollo de este gigantesco relanzamiento. Su habilidad como guionista, su vasto conocimiento de los personajes y su respeto y cariño por los clásicos son virtudes que a priori garantizan que abrazar los nuevo no implica deshacerse de lo viejo.
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