Ausencias y presencias de la nueva DC
Cual Madrid o Barsa al inicio de liga, DC por fin ha hecho públicas las 52 series que conforman su escudería y los fichajes a cargo de las mismas. ¿La primera impresión? Desigual, llena (a priori) de fallos y aciertos y con claras pistas sobre los tejemanejes dentro del staff editorial.
Por un lado viendo el listado de autores parece que la editorial haya retrocedido a principios de los 90 y sus malas costumbres. Ver a Scott Lobdell a cargo de dos series (Teen Titans, Red Hood and the Outlands), Rob Liefeld dibujando de nuevo Halcón y Paloma (su debut profesional) y la marea de dibujantes metidos a guionistas pese a su poca y/o endeble experiencia como Tony Daniel (Hawkman, Detective Comics), Francis Manapul (Flash), David Finch (Batman: Dark Knight) o JH Williams (Batwoman) trae a los lectores veteranos recuerdos no necesariamente agradables y hace pensar que la editorial ha apostado por pesos ligeros sin muchas complicaciones. Afortunadamente la cosa cambia si nos acercamos a Superman, en manos de dos equipos tan distintos como atractivos: Grant Morrison y Rags Morales (Action Comics) y George Perez y Jesus Merino (Superman).
Muchísimo más interesante es el apartado dedicado a los títulos “sobreanaturales”, gracias al concurso de guionistas de renombre como Peter Milligan (Justice League Dark), Scott Snyder (Swamp Thing), Jeff Lemire (Animal Man, Frankenstein), Paul Cornell (Demon) y el dúo Dan Abnett & Andy Lanning (Resurrection Man). ¿El problema? La molesta sensación de que con esta fuga de cerebros y la inminente cancelación de varias de sus series de autor (Northlanders, DMZ o Scalped ya han anunciado su fin) la línea Vértigo -oasis de talento en el desierto durante 20 años- tiene los días contados.
También llama la atención cómo sin llamar la atención -casi se diría que por la puerta de atrás- la antigua Wildstorm ha sido integrada dentro del universo DC con el lanzamiento de Voodoo, Grifter y una Stormwatch que le roba a The Authorithy varios de sus miembros. Más que si se los presentará de cero o se mantendrá su historia cabe preguntarse si se mantendrá el tono más endurecido y realista que les caracterizó en sus mejores años.
Hay en cambio series a las que el polémico lavado de cara parece no haber afectado en absoluto. Es el caso de Green Lantern y sus cabeceras afines, donde se mantienen nombres como los de Geoff Johns, Peter Tomasi, Dough Mankhe y Tony Bedard en lo que parece un continuismo de títulos y tramas con el añadido de Milligan a cargo de los Red Lanterns (ya previsto antes del relanzamiento). Johns parece ejercer así cierto nepotismo salvaguardando la franquicia Green Lantern, su niña bonita de los últimos años. Johns, que carga con la responsabilidad de escribir la serie de mayor peso de todo el lanzamiento (la JLA junto a Jim Lee), también se concede el capricho de escribir Aquaman, personaje al que poco a poco (El Día más Brillante, Flashpoint) ha devuelto un lustre que no tenía desde hace más de una década. El resto consiste en relanzamiento de personajes y títulos clásicos sin a priori muchos alicientes (Aves de Presa, el Escuadrón Suicida, Sgto. Rock), autores competentes pero sin gran solera (Judd Winnick, Dan Jurgens, Fabian Nicieza, JT Krull, Tony Bedard), clásicos en su línea más conocida (Paul Levitz en Legión de Superhéroes), ausencias incomprensibles (¿Dónde está el Batman de Morrison?), peces fuera del agua (Brian Azzarello en ¿Wonder Woman?) y pequeñas gemas que volaban y siguen volando por su cuenta (Justin Gray y Jimmy Palmiotti con Jonah Hex en All Star Western). A falta de poder valorar correctamente los títulos con su lectura, cabe lamentarse por la ausencia autores del talento de James Robinson, Paul Dini, Greg Rucka o J.M. Straczynski, misteriosamente ausentes en el planning editorial y la desaparición de series como JSA, los Seis Secretos o Zatanna. Que la nueva DC trae cosas interesantes bajo el brazo está claro. Que (desgraciadamente) está dando la espalda a otras igual de buenas o mejores también.
|
|
|