Dylan Dog: Tres décadas de pesadilla
La publicación de un lujoso especial a color por el sello Spaceman Books pone a Dylan Dog en la curiosa tesitura de ser publicada en España por dos editoriales distintas. Peculiaridad derivada de la trayectoria de uno de los títulos más exitosos del cómic europeo de las últimas tres décadas.
Creado en 1986 por el escritor Tiziano Sclavi para Sergio Bonelli Editore -principal editorial de cómic de Italia- para la que había colaborado previamente en títulos como Zagor, Mr. No o Ken Parker. Afianzado dentro de la compañía, Sclavi propuso un nuevo personaje para dar rienda suelta a su afición al género de terror. Junto al dibujante Claudio Villa e inspirándose en el físico del actor británico Rupert Everett, Sclavi ideó a Dylan Dog, ex-agente de Scotland Yard reconvertido en detective privado. Junto a su ayudante Groucho, un imitador de Groucho Marx -¿O es el original?-, este autodenominado “investigador de pesadillas” se encarga de casos relacionados con lo sobrenatural, cruzándose su camino con zombies, hombres lobo, fantasmas, vampiros, demonios, brujería, objetos malditos…
Ya en su primera historia, dibujada por Angelo Stano y titulada El Alba de los Muertos Vivientes, quedan fijados los rasgos distintivos del título: una combinación de terror y acción con una importante dosis de humor negro, reflejada tanto en las ocurrentes réplicas de Groucho como en el carácter irónico, casi cínico, de un protagonista lleno de manías y con tendencia a seducir a toda mujer que se cruce en su camino. Una pose en ocasiones retorcida por la tragedia que los guiones combinan con un inteligente uso de las convenciones y personajes del género de terror. Así su astuto manejo de los referentes cinematográficos -George a. Romero, John Carpenter, Dario Argento- deviene en ocurrencias tan inspiradas como el protagonista yendo a ver Zombi (1978) para documentarse sobre un caso (sic) o el mito del Golem reformulado según la estética de Terminator (1984).
En esa primera aventura también se estableció el formato editorial, consistente en entregas mensuales de 100 páginas de lectura completamente independiente. A pesar de secundarios fijos como Groucho, el inspector Bloch -enlace con la policía y figura paternal del protagonista- y el enigmático Dr. Xabaras como enemigo recurrente, rara vez el argumento de una entrega tiene relación con el de otras. De hecho los personajes y su entorno permanecen prácticamente inmutables durante toda la serie, limitándose la continuidad a alguna mención casual de sucesos anteriores. Editada el blanco y negro –aunque hay episodios a color para celebrar numeraciones especiales y aniversarios de la cabecera-, el ritmo de publicación y la extensión de cada aventura obligaron a que el puesto de dibujante fuese rotando prácticamente en cada entrega, mediante una selección de artistas (Stano, Luigi Picatto, Giampiero Casertano, Giuseppe Montanari) que procuran adaptar su estilo a los diseños originales de Villa. A estos se añade la ocasional colaboración de dibujantes ilustres como Claudio Castellini, Enrique Breccia, José Ortiz y Alfonso Font.
En lo referente al guión Sclavi se responsabilizó de la mayoría de historias durante los primeros años, alternándose periódicamente con escritores como Paola Barbato, Michele Medda, Tito Faraci y Pasquale Ruju que seguían su estilo con más o menos fortuna pero sin grandes variaciones. Tras abandonar la serie en 2001, Sclavi retornó a la misma en 2006 a la altura del #240, si bien sus posteriores contribuciones se han ido espaciando cada vez más.
Superadas las trescientas entregas y a punto de cumplir su 30º aniversario, Dylan Dog ha trascendido las fronteras del medio en su Italia natal para convertirse en un fenómeno social que sigue gozando de una estupenda salud. Un hito del cómic italiano respaldado por lectores de toda clase y condición –la serie tiene un promedio de trescientos mil ejemplares vendidos de cada entrega-, gozando de una difusión que supera al resto de cómics nacionales o extranjeros y de las alabanzas de admiradores ilustres como Umberto Eco. Asimismo es uno de los tebeos italianos más licenciados en el extranjero, incluido el impenetrable mercado estadounidense donde ha sido editada por Dark Horse. En España Aleta Ediciones la edita regularmente desde 2004, convirtiéndola en uno de sus pilares editoriales pese a varios cambios de formato y numeración. Una labor nunca lo suficientemente reconocida que pone a disposición del público patrio un entretenimiento que jamás decepciona a sus lectores.
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