Cómic Digital en el 33 Salón del Cómic de Barcelona Todo lo que necesitas saber de la última edición del evento
Gracias a la cortesía y las gestiones de CómicDigital y la amabilidad de Ficomic, entre los días 17 (un día después de la apertura) y 19 de Abril tuve la oportunidad de visitar el Salón del Cómic de Barcelona que esta edición cumplía 33 años siendo todo un referente en este tipo de eventos en nuestro país. Y lo es incluso a pesar de los puntos negativos que, como cada año, suelen asomar. Lo es porque es capaz de aglutinar en un mismo espacio a prácticamente todas las corrientes del cómic nacional e internacional junto con todo lo que rodea desde hace años al mundo de la viñeta, como son videojuegos, películas y series de televisión. El Salón del Cómic de Barcelona se ha convertido en lo más parecido que podemos encontrar en la península a la San Diego Comic-Con, para bien, pero también para mal, pues muchos echan en falta una presencia aún más poderosa del mundo del cómic. Dejando esto a un lado, al menos momentáneamente, la verdad es que es todo un placer acudir a la ciudad condal y disfrutar, por unos días, de una experiencia tan buena y tan satisfactoria, pues es difícil no disfrutar, no encontrar algo que guste, entre la oferta que Ficomic pone a disposición del púbico cada año.
Las personas son, sin duda, lo mejor del Salón del Cómic de Barcelona. Poder encontrarse y reencontrarse con amigos, conocidos y compañeros comiqueros y, sobre todo, disfrutar del ambiente que, entre todos, aficionados y neófitos, se va creando. Como siempre lo más animado es ver los fantásticos cosplays creados para la ocasión, de personas que o bien en grupo o a título individual, dan vida a los pasillos y salas del recinto. Da igual que participen o no en el siempre divertido concurso pues, gracias a su presencia, ganamos todos: son el alma del Salón, al igual que lo son las miradas de aquellos chavales que entran, junto con sus padres, por primera vez a este “mundillo”, y quedan abrumados con el colorido y variedad.
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Los aficionados volvieron a lucirse con sus cosplays confirmando que son el 'alma' de un evento de estas características |
Son el contraste más claro a la pasividad e inercia que mueve a algunas editoriales, que quizás podrían aprovechar un poco más estos eventos para acercarse a los aficionados, con actividades que vayan más allá de las sesiones de firmas. En este sentido, ECC Ediciones y Panini y, en menor medida, Astiberri, Norma y Dibbuks, sí hicieron su trabajo. La editorial que posee los derechos de DC en nuestro país ha realizado un grandísimo trabajo un año más. No es una cuestión de “peloteo”, pues es algo objetivo con poner únicamente un pie en el Salón: tienen uno de los stands más grandes, con el material más variado, con ejemplares de todas sus licencias, una novedosa pop-up store que, con el tiempo, puede dar aún más de si y, sobre todo, un mimo bestial por sus autores invitados, marcando tendencia además en el sistema de firmas que hace unos años resultaba tan polémico y que hoy ya no resulta raro de ver en todos los grandes eventos del país.
La crisis, eso sí, se deja notar: mientras en otros años te podías llevar fácilmente un montón de regalos promocionales de manera gratuita, este año tanto en ECC como en otras tiendas era de obligado cumplimiento pasar por caja para recibir algún obsequio. Y aún así... Este hecho también ha resultado polémico para muchos sectores del fandom, que acusan a Ficomic, de que el Salón no es más que una repetición de lo que podemos encontrar en nuestra tienda particular, habitual, todas las semanas, simplemente magnificado y, aún encima, teniendo que pagar una entrada que muchos consideran abusiva.
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La cercanía de los autores asistentes al evento fue claramente otro de los múltiples atractivos de esta edición |
Hablaba hace unas líneas de los autores que han sido, una vez más, los grandes reclamos de este Salón. Había de todo y para todos: desde representantes de la primera línea del cómic norteamericano de ayer y de hoy (Tim Sale, David y Meredith Finch, José Luis García López), las estrellas del panorama nacional (Cels Piñol, Santiago García, Javier Olivares, David Rubín, Álvaro Ortiz, Kiko da Silva) y auténticos referentes europeos (Olivier Schwarzt) y asiáticos (Fumito Obata). ¡Y solo he citado a unos pocos! La lista era gigantesca, una delicia para cualquier aficionado al buen cómic. Y su amabilidad, además, de todos ellos, ha estado a la altura.
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No podía ser de otra manera: La excelente Las Meninas se hizo con el Premio a la mejor Obra de Autor Español |
Ellos fueron también los protagonistas de la entrega de premios del Salón que se celebró el viernes. Las Meninas de Santiago García y Javier Olivares, que reseñamos en nuestra web en su momento, se llevó el galardón a la Mejor Obra de un Autor Español publicada en 2014 después de superar a una durísima competencia. Por su parte, Saga, la familiar epopeya intergaláctica de Brian K. Vaughan y Fiona Staples se llevó el premio Mejor Obra de Autor Extranjero publicada en 2014, tras dos años sin aparecer ni nominada, no sin polémica, pues aunque se trata de uno de los cómics internacionales más destacados, competía con una serie de obras que han ofrecido un auténtico punto y aparte en el arte secuencial, como la vanguardista Fabricar Historias (Penguin Random House) de Chris Ware. El resto de obras ganadoras las tenéis en este enlace, aunque es un buen momento para recordar que, independientemente de los premios, lo cierto es que el nivel este año era muy alto en prácticamente todas las categorías, con obras que merecen estar en las estanterías de todo buen fan del cómic.
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Saga se convirtió en la Mejor Obra Extranjera en una categoría con verdaderas joyas del noveno arte |
Si los autores son una parte importante del Salón, las exposiciones y actividades no se quedan atrás. El Capitán América y el Joker eran los personajes centrales de la edición de este año pero, si bien sus exposiciones, con originales, infografías y merchandising, eran geniales, no fueron las exposiciones que, al menos a mi, más me gustaron. La exposición dedicada a The Spirit, aunque pequeña en contenido, era toda una delicia, al igual que la dedicada a los cómics románticos publicados en nuestro país entre los años 40 y 70. Cómics Fantásticos fue, quizá por su ubicación y variedad, una de las más visitadas. Star Wars y Juego de Tronos, dos de los grandes fenómenos transmedia de nuestro tiempo tenían también su lugar de gloria. La primera con una colección con material de diversa procedencia, en la que destacaba por encima de todo una vitrina con algunos de los sets de Lego Star Wars más logrados. Por otro lado, la fantasía de George R.R. Martin estaba presente de la mano de Gigamesh y las ilustraciones de Enrique Corominas, el espectacular artista que ilustra las cubiertas de los libros en la edición española.
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El asistente pudo escoger entre una interesante y recomendable selección de exposiciones comiqueras |
A pesar de todo esto, de las luces del Salón, da la impresión de que, en perspectiva, algunas de las sombras, los errores, han sido aún más oscuras este año, quizá por el hartazgo de algunos sectores. Para empezar, el siempre polémico “tema de las entradas”, con unas larguísimas colas que, especialmente el sábado, colapsaron las puertas del recinto, impidiendo que muchas personas que llevaban varias horas esperando de pie, con temperaturas bastante altas, poder disfrutar del interior. Está claro que, a pesar de las facilidades que todos los años se ponen en este sentido (pre-venta, bonos especiales), no son suficientes, y menos cuando una de las ideas del cambio de ubicación de la feria fue, precisamente, o eso parecía, el dar cobijo a un mayor número de personas.
Esto entronca directamente con el uso del espacio en el Salón: incluso en los momentos de más “aprieto”, daba la sensación por momentos de gran vacío, como si faltase algo de alma en un espacio que debería ser una fiesta constante. Esa desigual organización del espacio también afectaba a las distancias que había que recorrer en el reciento. Otro punto a criticar sería la ubicación, un año más, de la zona de fanzines, así como del denominado “espacio de autores” que, emulando los “artist alley” norteamericanos, ponía a disposición del público un contacto directo con algunos de los dibujantes más prometedores del panorama nacional. Son errores perfectamente subsanables, que no tienen porqué afectar a la experiencia conjunta que es el Salón, pero cuya repetición deja un sabor agridulce para muchos.
En los últimos días hemos tenido una serie de polémicas relacionadas con el número de asistentes así como la supervivencia del medio. No voy a entrar aquí en ellas, pues algunas han tenido respuestas bastante más brillantes de lo que yo podría escribir, pero, desde luego, todo ello invita a la reflexión y al lugar hacia el que debería ir la, mal llamada en ocasiones, industria patria, La estrategia de Ficomic, enfocada hacia el espectáculo y la diversión y el cómic más mainstream, puede convivir perfectamente con otras propuestas más experimentales y recogidas que están surgiendo en muchos puntos de España, creando de esta forma una red variada y atractiva a todo tipo de público. Sumar para lograr algo que parece que está cada vez más cerca: que hablar de cómic al más alto nivel sea algo normal y asentado en nuestra sociedad.
Fotografías de Sandra Vila
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