Paria Volumen 1: Una Oscuridad lo Rodea Planeta Cómic estrena la nueva serie del creador de los Muertos Vivientes
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Tras la repercusión mediática de Los Muertos Vivientes, el excepcional cómic que luego se ha convertido en una más mediocre serie de TV de AMC, todos los fans nos preguntábamos cuáles iban a ser los nuevos proyectos de Robert Kirkman, o si alguna vez los habría, dado que el creador se encarga de los guiones del cómic, ejerce de productor ejecutivo de la serie de TV y firma también los guiones de Invincible, otra muy recomendable serie de superhéroes que, sin embargo, no ha tenido la trascendencia que merece. Las dudas se desvanecieron con la presentación de Outcast, que antes de llegar a las librerías, ya tenía asegurada su adaptación a la TV, de la mano de Cinemax.
Paria-que así ha sido bautizada la serie en nuestro país- nos cuenta la historia de Kyle Barnes, quien vive en una pequeña cabaña en la más absoluta soledad, alejado de casi cualquier contacto con la sociedad en un voluntario exilio, del que poco más sabemos, salvo que esconde un tortuoso pasado relacionado con la posesión de su madre que, a base de muy bien calculados flashbacks, iremos poco a poco conociendo. También seremos testigos de su aparente don para dañar a los demonios que habitan los cuerpos de sus víctimas, relacionado al parecer por su consideración de paria.
A la mezcla le añadiremos al reverendo Anderson, que alterna sus partidas de póker clandestinas con las que intenta recaudar fondos para su iglesia, con la ayuda que presta en casos de posesiones que aparecen cada vez con más frecuencia en el pueblo, y para los que comenzará a colaborar con Kyle.
Kirkman sabe dosificar muy bien la historia que quiere contarnos, y alterna los “casos” de posesión demoníaca que van apareciendo, al más puro estilo de las series procedimentales, con las pinceladas al pasado de Kyle y el creciente misterio sobre el origen de sus poderes, a lo que añade nuevos personajes como un misterioso extraño de pelo blanco, o la muy conseguida relación con Megan, su hermana adoptiva, y único vinculo con la sociedad.
Al dibujo tenemos a Paul Azaceta, un casi desconocido artista que se hace con toda nuestra atención al alternar un trazo sencillo y casi infantil con la brutalidad que exponen los guiones de Kirkman, y al buen hacer de Elizabeth Breitweiser como colorista, dando como resultado final un brillante ejemplo de cómic de terror que te atrapa desde la primera página, y que eres incapaz de dejar hasta que has acabado el volumen.
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