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Batman Begins: El renacer cinematográfico del Caballero Oscuro.

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 01/07/2015

Este año supone el décimo aniversario del estreno de Batman Begins (2005), película que supuso no solo la resurrección de Batman como personaje cinematográfico, sino también el inicio de un nuevo enfoque en las adaptaciones cinematográficas cuya influencia aún es palpable.


Batman Begins surgió como resultado del turbulento periodo creativo posterior a Batman & Robin (1997), fracaso de crítica y taquilla que pareció enterrar el potencial cinematográfico construido por Tim Burton con Batman (1989). Tras casi una década de intentos frustrados Warner decidió apostar por Christopher Nolan, entonces director de cine independiente ajeno a las grandes superproducciones. Pese a su desconocimiento del mundo del cómic, Nolan fue consciente de tener entre manos una oportunidad única para reinventar un icono cuyas características se ajustaban al tono de serie negra y al perfil -personajes de pasado trágico obsesionados por la redención- habitual de sus films. Para abordar la revisión del personaje reclutó a David S. Goyer, guionista con un vasto conocimiento del cómic de superhéroes y experiencia en su adaptación a la propia pantalla. Esa colaboración permitió una afortunada combinación entre el tono verosímil y oscuro buscado por el realizador y una mayor fidelidad a los cómics, utilizando villanos (Ra's al Ghul, el Espantapájaros), argumentos (los años perdidos del protagonista, la Liga de las Sombras) y detalles (personajes como Lucius Fox, Joe Chill y el corrupto detective Flass) poco conocidos por el público ajeno a las viñetas.


Tomando como base principal las historias Batman: Año Uno -los primeros pasos del protagonista como justiciero y su relación con el agente James Gordon-, El Largo Halloween –el enfrentamiento con la mafia y su líder Carmine Falcone- y El Hombre que Cae –una panorámica de la formación del personaje en sus viajes por el mundo-, Nolan revitalizó el gastado esquema de origen propio del cine de superhéroes. La clave fue centrar el guión en la peripecia vital del protagonista y construir la acción y efectos visuales alrededor de una elaborada intriga, potenciando una visión realista del personaje y su entorno que marcase la distancia frente a los arrebatos estéticos de encarnaciones previas.


La afortunada elección de Christian Bale para encarnar tanto a Bruce Wayne como a su alter ego consiguió -a diferencia de versiones previas- igualar la importancia de ambas identidades del personaje, de forma que el dramatismo y la acción se enriqueciesen mutuamente. El espectacular casting reunido a su alrededor –Gary Oldman, Liam Neeson, Michael Caine, Morgan Freeman, Tom Wilkinson- daba un mayor empaque a un resultado final donde el contenido primaba sobre la forma.


La calculada narración –cuesta creer la cantidad de tramas, personajes y giros argumentales que incluye el film en apenas dos horas sin hacerse pesado y/o confuso- quizá se vea ensombrecida por unas escenas de lucha que revelan la falta de experiencia del director para este tipo de secuencias, abusando de los planos cortos y montaje rápido en lugar de apostar por la planificación previa y la puesta en escena clara. Asimismo, y pese al tono de serie negra que rezuma buena parte de su metraje, resulta algo frustrante que Batman utilice más sus habituales gadgets que las dotes del que, en la página impresa, es conocido como “el mejor detective del mundo”.


El éxito de crítica y público se vería refrendado por dos secuelas que llevarían la trama a niveles más ambiciosos y que figuran entre las diez películas más taquilleras de la historia. Gracias a ello Nolan se convirtió en uno de los realizadores más poderosos del Hollywood actual, permitiéndole aunar cine de autor y blockbuster en títulos como Origen (2010) e Interstellar (2014). Por su parte Batman recuperó su status como icono de la gran pantalla y se convirtió en modelo tanto para posteriores adaptaciones cinematográficas –Watchmen (2009), Amazing Spiderman (2012), El Hombre de Acero (2013)- como para remodelar viejas franquicias como James Bond, Star Trek y El Planeta de los Simios. Un modelo creativo que en ocasiones se ha aplicado erróneamente, quedándose en los rasgos más superficiales sin pararse a preguntar si encaja con la premisa. Batman Begins y su enfoque realista, oscuro y denso de la figura del superhéroe fue fruto de un trabajo creativo que rezumaba conocimiento y respeto por su protagonista. Una labor que dignificó las adaptaciones basadas en cómics llevándolas a un nuevo nivel de excelencia. Lástima que sus enseñanzas no siempre hayan sido asimiladas correctamente.


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