Marvel Hipster: Otros superhéroes son posibles
Hace poco reivindicábamos en esta sección el valor del formato grapa y los números únicos. Algo intrínsecamente relacionado con la deriva, cada vez más acusada en las grandes editoriales, de orientar sus series hacia grandes macrosagas, eventos y la sinergia con medios paralelos como el cine. Sin embargo, poco a poco y sin grandes fastos mediáticos, en el último par de años han surgido en el seno de Marvel una serie de títulos poseedores de un tono distintivo que conforman lo que se conoce de forma oficiosa como Marvel Hipster.
Lejos de los pesos pesados de la editorial, estas series están protagonizadas por personajes menos mediáticos y con trayectorias más discretas e irregulares. Creativamente eso implica menos presión por arrasar en las listas de ventas y un margen más amplio para que los autores realicen su trabajo sin injerencias editoriales. El resultado son cabeceras con un tono más distendido y luminoso, tramas de lectura independiente –aun estando situadas en plena continuidad- y un mayor margen para la experimentación argumental y visual. Cabeceras mucho más cercanas al cómic independiente –no necesariamente de superhéroes- que a la aparatosa y grandilocuente narración que domina últimamente series como Vengadores, X-Men o Spiderman.
Echando la vista atrás podría señalarse la actual etapa de Daredevil escrita por Mark Waid como el inicio de esta tendencia. Desprendiéndose del enfoque oscuro y dramático que caracterizaba la serie para optar por un tono más divertido y ligero, no solo relanzó al personaje sino que abrió la puerta a propuestas de similares características. A su estela fueron surgiendo el nuevo volumen de Jóvenes Vengadores firmado por Kieron Gillen y Jamie McKelvie, Ojo de Halcón de Matt Fraction y David Aja, FF de Fraction y Mike Allred, Hulka de Charles Soule y Javier Pulido, Estela Plateada por Dan Slott y Allred, Caballero Luna con Warren Ellis y Declan Shalvey, Enemigos Superiores de Spiderman de Nick Spencer y Steve Lieber, El Piloto Fantasma de Felipe Smith y Tradd Moore, Punisher de Nathan Edmonson y Mitch Gerads… series elaboradas por autores en muchos casos debutantes en las grandes editoriales y/o más relacionados con el cómic independiente. Autores que han sabido conquistar al lector por la frescura sus propuestas, obteniendo la bendición de la crítica y beneficiándose del boca a boca entre aficionados.
Algunas de las serie citadas finalizaron prematuramente pudiendo haber dado mucho más de sí. Otras patinaron debido a un enfoque poco atinado o a la falta de ventas. Pero el balance general resulta bastante positivo para el lector veterano y para el recién llegado por igual. Tanto para aquellos a quienes se les hacen cuesta arriba los megacrossovers de turno como para los que buscan una lectura más heterogénea. Un tipo de cómic que quizás no sea sinónimo de ventas millonarias, pero resulta necesario en un mercado cada vez más congestionado por productos clónicos de trascendencia y espectacularidad impostadas. DC parece haber tomado nota y aunque el relanzamiento de su universo ya incluía series susceptibles de una clasificación similar –Wonder Woman de Brian Azzarello, Batwoman de J.H. Williams- en los últimos tiempos han ido aumentando su cuota con títulos como Grayson de Tim Seeley y Mikael Janin ó Batgirl de Cameron Stewart y Babs Tarr así como sus nuevos lanzamientos tras Convergence: Black Canary de Brenden Fletcher y Annie Wu, Prez de Mark Russell y Ben Caldwell, Bizarro de Heat Corson y Gustavo Duarte, Omega Men de Tom King y Barnaby Bagenda… a falta de poder catar dicho material y su posible calidad e innovación, se agradece que ambas editoriales aun conserven un margen para nuevas propuestas y talentos. No solo con crossovers y adaptaciones cinematográficas puede (sobre)vivir el cómic.
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