Inhumanos: pasado, presente y ¿futuro? de Marvel
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Un vistazo a las novedades de las librerías parece confirmar que los Inhumanos están de moda. O al menos Marvel parece empeñada en que lo estén, azuzados por esa anunciada adaptación fílmica que llegará a las pantallas en 2019 como cierre de la fase tres de su universo cinematográfico. Suspicacias y polémicas aparte de si esto obedece a una campaña para sustituir a las series mutantes y sus lazos cinematográficos con otra compañía, el caso es que actualmente estos personajes gozan del mejor momento editorial de toda su trayectoria.
Creados por Stan Lee y Jack Kirby en Fantastic Four #45, los Inhumanos eran otro de los rompedores conceptos presentados por el dúo en la época: una raza dotada de poderes extraordinarios y organizada en una sociedad caracterizada por su secretismo, aislada del resto mundo en la ciudad de Attilan. Conceptos como las nieblas terrígenas y el culto casi religioso a las mismas, su estricto régimen de clases sociales, las intrigas políticas de su familia real o su historia milenaria de raíces alienígenas fruto de los experimentos Kree poseían un potencial enorme. Pero a pesar de contar con cronistas del renombre de Roy Thomas, Gerry Conway o Doug Moench, secundados por ilustradores del calibre de Neal Adams, Gil Kane y George Pérez, los personajes y su entorno solo pudieron arañar protagonismo en pequeñas historias de complemento (Mighty Thor), seriales en cabeceras genéricas (Amazing Adventures) y una serie propia de apenas doce números. Durante décadas el grueso de sus apariciones se limitó a su papel original: el de secundarios intermitentes en las aventuras de los Cuatro Fantásticos.
Con la llegada del nuevo milenio Rayo Negro, Medusa y sus súbditos protagonizaron dos proyectos de excepción como la miniserie de Paul Jenkins y Jae Lee para el sello Marvel Knights –que buceaba en la psicología de los personajes y en los puntos más polémicos de su sociedad- o la escrita por los españoles Carlos Pacheco y Rafa Marín para explorar sus raíces extraterrestres. Aunque ambas supusieron éxitos discretos, su indiscutible calidad animó a la editorial a dar más cancha a los personajes incluyéndolos en eventos como Diezmados, Invasión Secreta y Guerra de Reyes. Precisamente uno de estos eventos fue el responsable de dar un giro decisivo a su trayectoria argumental y editorial.
En Infinito el guionista Jonathan Hickman hacia que las nieblas terrígenas se expandiesen por todo el planeta, activando los poderes de numerosos inhumanos “durmientes” a lo largo del globo (concepto, y no es el primero, que Hickman toma prestado de Tierra X). Dicho evento fue el pistoletazo de salida para la actual fiebre editorial por los pobladores de Attilan. Inhumano, el evento pensado para explorar ese nuevo status quo, tuvo sin embargo un resultado bastante soso. Más que posiblemente porque al guión de Matt Fraction le pesaban demasiado las imposiciones editoriales por lograr un éxito a cualquier precio. Decepcionado, Fractión rechazó encargarse de la serie regular posterior –Inhumanos- abandonando incluso la editorial. El ascendente Charles Soule tomo el relevo, convirtiéndose en la principal fuerza creativa de la incipiente franquicia, aglutinando hábilmente elementos tanto de las historias clásicas como aportaciones recientes a su mitología.
Hasta la fecha Soule ha demostrado no solo su buena mano para manejar a tan peculiares personajes. También ha sabido adaptar las exigencias de la editorial para inundar el mercado con series de la franquicia, logrando dar a cada una un enfoque diferente. Tras estabilizar la situación en su primer año de publicación, Inhumanos será desdoblada en dos series regulares: Uncanny Inhumans, que pone el foco en los personajes clásicos que forman la estirpe real y en las intrigas familiares y políticas de la misma; y la inminente All-New Inhumans, centrada en la aparición de nuevos personajes y la exploración del mundo y su reacción ante esta ya no tan secreta raza. A estas hay que añadir Inhumans: Attilan Rising -lanzada como parte de las nuevas Secret Wars- y varias series regulares centradas en personajes individuales tanto antiguos (Karnak por Warren Ellis y Gerardo Zaffino) como recientes (la nueva Ms. Marvel de G. Willow Wilson y Adrian Alphona o Moon Girl \& Devil Dinosaur de Amy Reeder y Brandon Montclare).
Lo cierto es que, independientemente de su calidad, cuesta no recelar de esta fiebre por los Inhumanos fomentada por la editorial por motivos externos. Y es que cuando la mercadotecnia tiene más peso que la creatividad a la hora de narrar una historia, a la larga el resultado difícilmente será positivo. Máxime de confirmarse que ello va en detrimento de otra franquicia –las series mutantes- debido a intereses ajenos. A falta de poder juzgar con la debida perspectiva, hay que celebrar que Marvel haya decidido explorar a fondo uno de los conceptos más interesantes y menos aprovechados de su vasto universo. A los lectores nos queda cruzar los dedos para que los autores sepan encauzar dicha oportunidad por los caminos adecuados.
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