"La inmortalidad es como las vacaciones de verano. Se apodera de ti la apatía, hay tiempo, todo lo dejas para mañana y al final nunca haces nada." Las Calles de Arena
En los quince años desde el estreno de X-Men (2000) el moderno boom del cine de superhéroes ha evolucionado hasta crear elaboradas franquicias interconectadas que se han convertido en puntales financieros de las mayores productoras cinematográficas. Este éxito, unido a la “normalización” de su temática en un público masivo, ha llevado a la producción de films que, pudiendo encuadrarse dentro del género superheroico, no parten de viñeta alguna. Aquí van algunos de los títulos más interesantes de dicha modalidad cinematográfica:
Darkman (1990): años antes de Spiderman (2002), Sam Raimi incursionó en el género con este desfigurado vengador encarnado por Liam Neeson dotado de fuerza sobrehumana y la habilidad de suplantar el rostro de sus enemigos. Combinando elementos de la literatura pulp de los años 30 con la revisión adulta del comic de superhéroes de los 80, la vibrante puesta en escena del realizador reproduce en la pantalla los tropos del lenguaje del noveno arte mejor que producciones basadas realmente en personajes nacidos en las páginas impresas.
Fuego Salvaje (Wilder Napalm, 1993): el hoy cotizadísimo Vince Gilligan -Expediente X, Breaking Bad- debutó profesionalmente escribiendo esta trama sobre la rivalidad entre dos hermanos (Arliss Howard y Dennis Quaid) dotados de habilidades piroquinéticas. Separados por una tragedia en su niñez que les hace considerar su don de maneras muy distintas, ya de adultos vuelven a reunirse y la tensión estalla entre ambos por las atenciones de una misma mujer (Debra Winger). Dirigida por el televisivo Glenn Gordon Caron (Luz de Luna), el resultado es una inclasificable comedia cuya mezcla de romance, acción y efectos especiales cosechó un enorme fracaso en su estreno, convirtiéndose en una rareza de culto minoritario.
El Protegido (Unbreakable, 2000): recién salido del arrollador éxito de El Sexto Sentido (1999) M. Night Shyamalan sorprendió de nuevo con esta reflexión sobre la narrativa del género y sus mecanismos (el origen, el desarrollo de los poderes, la doble identidad, la dualidad entre héroe y villano) despojándolos de todos sus adornos y subrayando su esencia mediante la historia de un guardia de seguridad (Bruce Willis) que, tras salir indemne de un accidente ferroviario, es contactado por un experto en comics con problemas óseos (Samuel L. Jackson) con una peculiar teoría sobre su supervivencia. Despachada con valoraciones como “excesivamente fría” o “demasiado cerebral” durante su estreno, el paso del tiempo la ha revelado como el mejor trabajo de su actualmente denostado autor. Tanto que a día de hoy aún le preguntan por la posible secuela.
Los Increíbles (The Incredibles, 2004): una porción de comedia familiar, un puñado de drama de superación personal, un jarro de épica superheroica, unas gotas de película de espías y una pizca de referencias al género (Los Cuatro fantásticos, Watchmen) y Brad Bird cocinó un film que recoge la quintaesencia del género. Siguiendo la fórmula original de Pixar de poner siempre el guión por encima de todos los demás elementos, el film crea unos personajes que, incluso abrazando su condición de arquetipos, resultan más vivos y complejos de lo habitual en el género. Todo contado con una magnifica animación de estética deliciosamente retro. Además nos enseñó porqué llevar capa tiene más inconvenientes que virtudes.
Sky High, una escuela de altos vuelos (Sky High, 2005): a pesar de las connotaciones derivadas de su condición de producto Disney, esta comedia sobre un grupo de adolescentes enviados a una escuela para superhéroes recoge algunos de los temas capitales del género –el peso del legado heroico, la identificación entre pubertad y superpoderes, la falta de comprensión entre jóvenes y veteranos-. Elementos explorados en cabeceras como Jóvenes Titanes o Los Nuevos Mutantes pero que rara vez han sido tratados en adaptaciones cinematográficas “oficiales”. Los guiños a personajes emblemáticos de las viñetas (Lynda Carter, la Wonder Woman televisiva, como directora del instituto) y detalles como la clasificación de los personajes entre “héroes” y “ayudantes” ("sidekicks" en el original) redondean el simpático resultado.