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Batman: Manbat Comic Digital

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Batman: Manbat

Acerca de la condición (in)humana.

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 26/01/2016

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Creado en los años setenta, Manbat siempre ha sido un personaje menor en el universo DC. Un personaje más propio de las historias de terror que del cómic de superhéroes y cuya inclusión en la galería de villanos de Batman parece obedecer más a una cuestión conceptual –una suerte de inversión del concepto básico del protagonista- que a un verdadero interés narrativo. Al menos hasta la publicación de esta miniserie a mediados de los 90 que ECC recupera en formato recopilatorio.


A su manera tan desubicado dentro del cómic de superhéroes como el propio Manbat, el británico Jamie Delano se había ganado una reputación de autor políticamente contestatario, socialmente comprometido y con inclinación por los personajes torturados. Unas inquietudes que unidas a la libertad de usar a un personaje tan desconocido le permitieron llevarlo por caminos más extremos. La inclusión de esta obra dentro del sello Elseworlds parece obedecer no tanto a una ambientación geográfica o temporal insólitas –la trama puede encajarse sin problemas en la continuidad “oficial” del hombre murciélago-, sino más bien al tono terrorífico y por momentos apocalíptico que desprende la trama, potenciado por una estética extrema llena de detalles bizarros obra de John Bolton.


El robo de una peligrosa arma biológica a manos de una ecoterrorista y las pesquisas de Batman para recuperarla suponen el punto de partida para una retorcida y fascinante exploración de tan peculiar villano. Alejándose del tópico esquema de científico loco sobrepasado por su propio descubrimiento, Delano muestra a un Kirk Langstrom que ha renunciado voluntariamente a su humanidad y abrazado su condición monstruosa. Convertido en patriarca de una peculiar familia de híbridos humano/murciélago que viven en una red de cuevas en medio del desierto de Colorado, la casualidad hace que el peligroso compuesto biológico caiga en sus garras, proporcionándole un medio para exterminar a esa raza humana a la que ha llegado a odiar. Delano desliza en su guión temas habituales de su obra como el ecologismo y los abusos del poder corporativo, pintando un retrato nada halagüeño del futuro del planeta debido a los abusos de sus habitantes. Sin embargo es en el retrato de la monstruosa y disfuncional familia formada por Langstrom, su esposa embarazada y sus dos hijos mayores –uno más humano y otro de naturaleza más animal- donde el guión alcanza sus cotas más altas, ofreciendo una interesante reflexión sobre la monstruosidad y el horror corporal que aproximan el resultado a la obra de creadores como David Cronenberg o Clive Barker.


Escenas como la mutación de la esposa de Langstrom, el oscuro y putrefacto entorno subterráneo donde trascurre la mayor parte de la historia o las desoladoras visiones del futuro que acompañan las funestas reflexiones sobre la extinción humana son mostradas por Bolton con un dibujo alejado de su habitual fotorrealismo, con un estilo más exagerado y visceral –tanto en el trazo como en la paleta de colores- próximo a ilustradores como Simon Bisley y Wayne Barlowe.


La inclusión de Batman en la trama parece obedecer más a una imposición editorial para dar luz verde al proyecto que a una función narrativa real. La ironía con que la se muestra al héroe, haciéndole protagonizar momentos de comicidad involuntaria –el sheriff local poniéndole una multa al batmovil por exceso de velocidad (sic)- no podría ser más reveladora. Algo que va en demerito de la obra, entorpeciendo no solo su narrativa sino también creando en el lector desinformado unas expectativas que se verán irremediablemente defraudadas al encontrarse con algo tan distinto como radical. Pese a su peaje a la maquinaria de la gran editorial, el presente tomo supone una estimulante rareza que explota el inesperado potencial de un personaje menor a redescubrir.


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