Marvel Héroes #65 - Caballero Luna #1: Cuenta Atrás hacia la Oscuridad Por fin se hizo la oscuridad
Artículos relacionados
· Marvel Héroes #66 - Marvel 75 Años: La Edad Moderna
· Marvel Héroes #59: Los 4 Fantásticos de John Byrne #1
· Marvel Héroes #45: Los 4 Fantásticos de Walter Simonson
El anuncio por parte de Panini de la recuperación del Caballero Luna de Doug Moench y Bill Sienkiewicz llenó de alegría y jolgorio a muchos aficionados que esperaban este material como agua de mayo. Todo un tanto el que se ha apuntado la editorial al ser la primera vez que unos tebeos tan extraordinarios como estos tienen (¡¡¡por fin!!!) una edición que está a la altura. Detalle que se verá recompensado, sin lugar a dudas, con ventas a porrillo de los volúmenes en cuestión pues han sido muchos años de ruegos y rezos silenciosos fantaseando con las exquisitas y oscuras aventuras del Caballero.
Marvel Héroes #65 - Caballero Luna #1: Cuenta Atrás hacia la Oscurida es la primera entrega (serán dos finalmente) que recuperará la etapa más celebrada y laureada del enigmático personaje. Un héroe cuya carrera editorial es digna de estudio, repleta de subidas y bajadas en cuanto a índices de popularidad y calidad se refiere, y no será por falta de nombres de algunos de los autores que han dejado su firma en su bibliografía (algo le falló incluso a Brian Michael Bendis y Alex Maleev en el enésimo intento de reflotar al bueno de Spector).
Pero vamos a echar a un lado los trabajos más modernos que se han realizado y centrémonos en aquellos que se firmaron en los años 70, la llamada Edad de Plata de los cómics, esa que comenzó con cierto cuarteto recibiendo radiación a troche y moche en un viaje espacial. La cabecera Werewolf By Night fue donde el Caballero Luna dio sus primeros pasos de la mano del guionista Doug Moench, curtido en publicaciones de terror como Creepy. Es ahí donde Jack Russell (así se llamaba el simpático licántropo) encontró en Mark Spector un enemigo a la altura, un adversario que le exigía batallar como nunca, un mercenario portador de todo tipo de armas de plata que pondría todo su empeño en eliminar a la temible y peluda criatura.
Tebeo a tebeo y, casi, a la chita callando, Spector fue creciendo en popularidad y sus apariciones eran cada vez más numerosas, llamando la atención de otros profesionales del medio como Marv Wolfman, así que solo fue cuestión de tiempo el que contara con su propia colección. Es en este momento cuando el tándem formado por Moench y Sienkiewicz empieza a funcionar como una máquina perfectamente engrasada, entregando aventuras oscuras e intrigantes, unos guiones que no han sufrido para nada el paso del tiempo y que, leídos a día de hoy, suponen el mismo disfrute que hace años.
¿Y qué decir del trabajo de Sienkiewicz? Hablar de la evolución del artista puede que se quede corto y sean unas palabras que no hagan justicia a su trabajo. Desde unas primeras páginas cuyo estilo estaba influenciado, de manera más que evidente, por Neal Adams hasta encontrar su propio camino, un trazo eléctrico y salvaje, sombras, manchas, líneas que muchas veces se acerca más a un boceto que a un dibujo acabado, arte como pocas veces se había visto en un cómic.
La edición de Panini resulta una gozada, un volumen sobresaliente en el que podemos disfrutar de todo lo que se ha comentado un poco más arriba, un lujoso tomo en tapa dura que nos traslada a otro tiempo, unas aventuras que no se parecen a nada que hayamos leído hasta ahora. Al contrario, esta etapa sirve como modelo a imitar para muchos autores que se ponen al frente de colecciones “oscuras”, de héroes atormentados y ambiente sobrenatural. Imprescindible.
|
|
|