Alias: Pero… ¿Quién es Jessica Jones?
Seguramente esa es la pregunta que más de un espectador se hizo cuando Netflix estrenó su nueva serie basada en el universo Marvel cinematográfico. La misma que quince años antes se hicieron los lectores veteranos cuando la editorial eligió a esta atípica heroína para protagonizar la única serie regular de la recién creada línea MAX. En ambos casos la respuesta ha sido igual de sorprendente, convirtiendo a esta recién llegada en uno de los personajes más interesantes de ambas iniciativas.
Jessica Jones debutó en el universo Marvel en el #1 de Alias, su propia cabecera. Ejemplo palmario de retrocontinuidad, su creador y guionista Brian Michael Bendis dejaba claro ya en ese primer número que el personaje tenía una trayectoria previa relacionada con algunos de los personajes y eventos más conocidos de la continuidad editorial. Pero más allá de la simple excusa para atraer la atención del lector y justificar su interacción con personajes conocidos, ese recurso al pasado y el misterio en torno al mismo se convirtieron en uno de los principales motores de la serie.
Bendis nos presentaba a Jessica Jones como una detective privada que se gana la vida trabajando en casos de medio pelo. Lo que la hace distinta es que, años atrás, Jessica era una heroína conocida como Joya… hasta que un traumático suceso a manos del villano Zebediah Killgrave (el Hombre Púrpura) le hizo abandonar dicho papel. Pero sus poderes así como sus muchas conexiones con el mundo de los superhéroes acaban arrastrándola de vuelta a ese universo que juró abandonar tras haber quedado marcada como persona en el sentido más desolador del término.
Bendis reincidía así en la mezcla de serie negra y superhéroes que poco antes había iniciado con Powers. La diferencia estaba en la posibilidad de jugar con personajes ya establecidos y la ventaja de poder abordarlos sin restricciones, gracias a la mayor libertad de contenidos de la línea MAX. Así los caso de Jessica la llevan a investigar un adulterio que se complica cuando parece implicar al mismísimo Capitán América; a buscar a un paranoico Rick Jones que cree estar siendo perseguido por los Skrull; localizar a una joven desaparecida en un pueblo carcomido por la histeria antimutante; unir fuerzas con Spiderwoman para encontrar a su juvenil sucesora cuando esta se vea implicada en un asunto de drogas; o volver a cruzarse con Killgrave, un villano de segunda fila del que Bendis logra extraer un potencial insólito. Sus casos la llevan a cruzarse con personajes como Luke Cage, el Hombre Hormiga, Miss Marvel, Daredevil, los Vengadores o S.H.I.E.L.D.. Todos relacionados de una u otra manera con ese tortuoso pasado del que el guión va dando pequeñas pistas que explican el carácter pesimista y la desastrosa vida privada de la protagonista.
Esquivando la acumulación de tópicos, Bendis da forma a un interesante personaje que, frente a lo usual en el cómic mainstream, no se define por un físico rotundo, su llamativo uniforme o el uso de llamativas habilidades superhumanas. Su carácter cínico y torturado pero que aún es capaz de mantener la chispa de la esperanza e ilusión, su búsqueda de estabilidad emocional a través de distintas relaciones así como la sensibilidad de Bendis para mostrar su feminidad sin renunciar a su dureza convirtieron a Jessica en el pilar sobre el que se sostiene la serie, siendo sus casos un instrumento para el desarrollo del personaje y no al revés. El dibujo de Michael Gaydos, de estilo realista plagado de ambientes urbanos y colores ocres -contrastando poderosamente con los luminosos y fantásticos flashbacks sobre el pasado de Jessica obra de Mark Bagley- junto a una narrativa que insufla dinamismo a las largas escenas de dialogo e introspección tan habituales en el guionista dan a la serie un tono distintivo, más cercano al Bendis de sus inicios en el cómic independiente que al facturador de blockbusters superheroicos actual.
Precisamente fue esa progresión profesional de Bendis lo que puso punto final a la serie tras veintiocho números. Tras desvelar el pasado de la protagonista y hacerle ajustar cuentas con el mismo, Bendis optó por un cambio de aires. Lanzó a reglón seguido una continuación titulada The Pulse, con la protagonista trabajando como investigadora para el diario Daily Bugle. Pero el cambio de paradigma creativo –su abandono de la línea MAX y su inclusión directa (crossovers incluidos) en la continuidad tradicional; la alternancia de varios dibujantes de estilos diferentes; la falta de un hilo argumental conductor- y los cada vez mayores compromisos profesionales del guionista hicieron que fuese cancelada tras apenas catorce entregas.
Desde entonces Jessica se ha limitado a un discreto segundo plano en las series del sello Vengadores escritas por Bendis durante la larga etapa de este en las mismas sin que nadie haya querido -¿o podido?- volver a explorar su potencial y las virtudes abordar el género desde una perspectiva distinta. El mismo potencial que ha puesto en boca de todos la adaptación televisiva protagonizada por Krysten Ritter, un soplo de aire fresco en ese universo Marvel cinematográfico planificado por fases y atado por una clasificación para menores. La actual reedición de Alias a cargo de Panini es el método ideal para recordarlo.
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