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Iberia Inc: El breve sueño del superhéroe español

Un artículo de Rodrigo Arizaga Iturralde - Introducido el 08/03/2016

Iberia Inc vuelve a las librerías reeditada por Dolmen Editorial con motivo de su 20º aniversario. Se recupera así la propuesta más seria y lograda de un cómic de superhéroes de idiosincrasia 100% española. Propuesta a la que el paso del tiempo ha otorgado una merecida fama de título de culto.


La idea tras Iberia Inc rondó durante mucho tiempo por la mente del dibujante Carlos Pacheco. De hecho su primer intento de materializarla data de 1992, cuando se abría paso como ilustrador de portadas para Forum, el sello de Planeta dedicado a la edición de Marvel. Su posterior paso a la británica Marvel UK fue testigo de una segunda intentona que quedó en nada cuando la editorial eliminó su filial británica y Pacheco dio el salto al cómic USA. Pero el que la sigue la consigue y en 1996, con Pacheco ya afianzado como autor de fama internacional, Iberia Inc vio finalmente la luz como título estrella de la línea Laberinto, sello creado por Planeta para la publicación de comics españoles.


Mano a mano con el novelista, guionista y experto en cómic Rafael Marín, Pacheco elaboró un amplio universo superheroico radicado en la Piel de Toro, profusamente poblado por personajes de muy distinto pelaje y con una larga cronología cuyos orígenes se enraizaban con la historia de España. Este grupo de superhéroes, con lazos directos con el gobierno, tenía una base en la Isla de la Cartuja de Sevilla dotada de recursos de la más alta tecnología proporcionados por el misterioso héroe acorazado Drac de Ferro y gobernada por la conciencia sentiente de la antigua heroína Duna. Liderados por el aventurero y científico Trueno, el grupo incluía al duende Trasnu, el licántropo Lobisome, la mutante flamígera Traka, la anfibia Aquaviva, el golem Dolmen y el dios fenicio Melkart, cuyo despertar tras siglos atrapado bajo un hechizo daba inicio al argumento.


A lo largo de los seis números que integran la cabecera el grupo se involucraba en varias tramas que les hacían cruzarse con toda clase de aliados y enemigos como el lupino Lince Dorado y su secuaz Gavilán, la bruja inmortal Mácula, los supercriminales italianos Mascheratta, el mercenario francés Loup Garou, los integrantes malditos de la Cofradía del Oscuro Designio, el aventurero espadachín Burlador y el mismísimo héroe mitológico griego Ulises. A pesar de su clara pertenencia al género de los superhéroes –con el universo Marvel como principal modelo de referencia- Marín y Pacheco echaron mano de referentes históricos y culturales marcadamente patrios como la postguerra española, la santa Compaña, la tradiciones griegas, fenicias y judías relacionadas con el paso de dichos pueblos por la península o la presencia -vía fugaces cameos-, de personajes reales como Arturo Pérez-Reverte, Jesús Hermida, Santiago Segura o el entonces presidente José María Aznar.


Semejante avalancha de personajes, referencias y lugares habilmente entrelazados en un todo coherente mostraba la ambición de sus creadores. Pero a la larga ese acababa siendo su mayor punto débil. Los seis números resultaban insuficientes para incluir tantos personajes e historias y acababan sepultando la trama principal bajo una sucesión de presentaciones y argumentos que no permitían conocer a fondo los protagonistas. Se apuntaban así argumentos –la verdadera identidad de Drac de Ferro, la naturaleza de Duna, etc- que dejaban más preguntas que respuestas, sin duda cara a futuras entregas. Ni la inclusión de breves apéndices en cada número al estilo de Watchmen o la publicación paralela de un libro de fichas detallando información de los personajes y su entorno lograba subsanar el problema. Asimismo el tono narrativo, alternando sin solución de continuidad rasgos del cómic de superhéroes más clásico e inofensivo con detalles más adultos y crepusculares, no acababa de cuajar completamente, quedando una difusa mezcla de ambas modalidades a la que le pesa la falta de espacio para desarrollarse debidamente.


A pesar de su gran implicación en el argumento, diseño de personajes y portadas, Pacheco delegó la parte gráfica en el valenciano Rafa Fonteriz. Este aportó una narración fluida y unos dibujos cargados de detalles, logrando además hacer de la necesidad una virtud sacando provecho del formato blanco y negro en que fue editado el material. Un trabajo espléndido que nos hace preguntarnos porque dicho dibujante carece de una mayor proyección profesional.


Iberia Inc fue seguida de Triada Vértice, spin off de cuatro números mucho más logrado narrativamente, al centrarse exclusivamente en una trama y el trío de personajes principales, con Fonteriz cediendo el testigo al no menos capaz Jesús Merino. Desgraciadamente esa ampliación fue el canto del cisne del proyecto. El cierre de Laberinto, el inestable mercado del cómic patrio y los cada vez más apremiantes compromisos de Pacheco en USA lo condenaron al limbo editorial. Sirva la actual reedición como reivindicación de esta estimulante rareza, que se atrevió a plantearse en serio y sin coartadas la figura del superhéroe made in Spain con una ambición que hubiese merecido mayor continuidad.


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