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Marvel Saga #1 - Daredevil #1: Diablo Guardián Comic Digital
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"¿Qué derecho tengo yo a imponerle a nadie mis valores?" Superman / All-Star Superman
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Marvel Saga #1 - Daredevil #1: Diablo Guardián

Kevin Smith sacude la vida de Matt Murdock

Un artículo de Javier Jiménez Jiménez - Introducido el 11/03/2016

Estamos a finales de los 90. La llamada burbuja del cómic ya ha explotado y el mercado resultante de ese increíblemente extraño periodo se desmorona a marchas forzadas. Todas las portadas múltiples, brillantes, holográficas, reflectantes, desplegables o inflables y los megaultracrossovers de 25 partes han hundido bajo su peso a un fandom hastiado de tantas maniobra de marketing saturador y a una forma de arte transformada en objetivo de estúpidos especuladores y gente sin visión de futuro.

Por supuesto, las majors están temblando ante un futuro que cada vez pinta más oscuro en el que, además, deben lidiar con sus mejores dibujantes escapando a los algo más verdes pastos de Image y las editoriales independientes que, al no tener tantos dólares que invertir en chorradas como cubiertas satinadas con el material del traje de Lobezno o cómics recubiertos por la telaraña de Spiderman, han cobrado fuerza gracias a iniciativas donde predominaba la calidad y la originalidad.


Los Caballeros Marvel al rescate


Es entonces cuando a Joe Calamari, el entonces presidente de la Casa de las Ideas, se le ocurrió una idea algo arriesgada: traer de vuelta al redil a dos autores con conexiones pasadas a la editorial que triunfaban en un sello editorial propio y darles a elegir a algunos personajes de los considerados de segunda fila del amplio catálogo marveliano. Los autores, como habréis imaginado, eran Joe Quesada y Jimmy Palmiotti que habían creado personajes con bastante popularidad en Event Comics. Por supuesto, a toro pasado, es fácil decir que esta era una decisión simple y lógica. Al fin y al cabo, Quesada ha terminado convirtiéndose en el peso pesado –INSERTAR BROMA ACERCA DE SU ORONDEZ ACTUAL AQUÍ- de Marvel y catapultado a la editorial a su actual posición predominante en la industria desde una situación económica algo lamentable. (Vale, también han ayudado otras personas, autores y ciertas franquicias cinematográficas con algún éxito a sus espaldas).


La verdad es que en aquel entonces, tomar a cualquier personaje de la casa y entregárselo a una pareja de autores para que los modernizaran, trastocaran y cambiaran a su gusto era un movimiento inusitado. Aún así, Quesada y Palmiotti consiguieron una magnífica nueva oficina en las instalaciones de la editorial, se instalaron en ellas e hicieron su lista de elecciones para la iniciativa que se llamaría Marvel Knights. Los elegidos para la primera ola de títulos serían Los Inhumanos, Pantera Negra, el Castigador y, por supuesto, Daredevil.

¿Los resultados? Un éxito absoluto de ventas y un ejemplo de calidad y buen hacer en la mayoría de las propuestas (Sí, en la mayoría, que aún nos acordamos de esa versión de Punisher que cazaba demonios perpetrada por Tom Sniegoski y Christopher Golden). Los números finales fueron tan buenos que, más tarde, se ampliaría la línea con nuevas series limitadas y títulos mensuales entre los que encontraríamos a Doctor Extraño, Viuda Negra, el Castigador (resarciéndose de su época sobrenatural con la llegada de Garth Ennis y toda su brutalidad al título), Marvel Boy, Elektra, El Vigía e incluso, a Spiderman.


La Joya de la Cocina del Infierno


Pero, sin duda alguna, el movimiento más comentado y osado de estos recién estrenados editores fue fichar a un cineasta como Kevin Smith para hacerse cargo de los guiones de Daredevil. Parte maniobra publicitaria y parte confianza ciega, Quesada y Palmiotti consiguieron que su apuesta saltara a todos los medios y crearon un imparable hype que les situó en el centro de un torbellino mediático mucho antes de publicar siquiera su primer número de la colección.

Smith era muy conocido en los círculos cinematográficos por sus películas cargadas de referencias cinéfilas, culturales y, por supuesto, comiqueras. Films como Mallrats, Persiguiendo a Amy o Clerks habían dejado constancia de su amor por el noveno arte gracias a sus imparables diálogos, personajes pasados de vueltas y homenajes directos. Sin embargo, más allá de esa atracción por el medio, el director se había limitado a algún trabajo viñetil normalmente centrado en los personajes que había creado para la gran pantalla.


Esta era una apuesta que podía llevar a los nuevos editores a saborear las mieles del Olimpo de los cómics o condenarlos al más horrible Infierno donde los lectores los torturarían eternamente. Afortunadamente para todos, Smith dejó claro que la confianza depositada en él no caía en saco roto y entregó una aventura que bebía de las más recordadas etapas del personaje mientras lo catapultaba al año 2000 y a los primeros puestos de venta.

El guionista nos entrega una saga en ocho partes que comienza con la llegada a la vida de Matt Murdock de una joven y su bebé recién nacido. El problema llega cuando la chica explique a nuestro protagonista que la niña es producto de una inmaculada concepción y que los ángeles son los que le han dicho que debe buscar la ayuda de Daredevil para escapar a los villanos que quieren hacerse con la pequeña.


A partir de este momento, el héroe se embarcará en una aventura que navega por el pasado establecido por Frank Miller en su imprescindible etapa del personaje. La aparente imposibilidad de coexistencia entre la fe cristiana y los actos heroicos que realiza, la omnipresente culpabilidad que le persigue y la imposibilidad de conectar realmente con aquellos que le rodean se unen para formar una de las más fieles versiones del defensor de la Cocina del Infierno que recordamos.

Además, Quesada y Palmiotti se reservaron las tareas artísticas de la colección –suponemos que para mantener vigilado a su nuevo hot writer- consiguiendo páginas de un dinamismo apabullante que nos transportan instantáneamente al mundo del héroe ciego. Las espectaculares composiciones de Quesada son el refuerzo perfecto a los guiones de Smith que, en ocasiones, pueden pecar de exceso de exposición pero que no defraudan en ningún momento.


Con un elenco de secundarios de infarto que reúne a la amplia totalidad de conocidos de Daredevil, acción a raudales perfectamente integrada en la narración y originales formas de tratar los particulares poderes de nuestro protagonista, el guionista teje una saga que atesora imprescindibles momentos en la historia de Daredevil y deja al lector algunos cliffhangers que permanecerán en su mente mucho después de terminar la lectura de este tomo con el que Panini inaugura la que, estamos seguros, será una longeva línea editorial llamada Marvel Saga.


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